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    El club de los idealistas
    Críticas
    3,5
    Buena
    El club de los idealistas

    La vida no es un plan perfecto

    por Octavio Alfaro

    La vida no se hizo para planear, sino para disfrutar. Nos preocupamos tanto por lo que puede pasar en el futuro que muchas veces nos olvidamos que lo único que existe es el presente y no tenemos control sobre el que muchos llaman “destino”. El club de los idealistas justo transmite un mensaje por el estilo, ya que, a pesar de no tener una trama perfecta, te deja reflexionando sobre tu entorno.

    La película mexicana sigue a un grupo de amigos que se conocen desde hace muchos años. Aranas (Juan Pablo Medina) es quien reúne a todos sus compadres y comadres para presumirles su casa alejada de la ciudad y en la que quiere disfrutar de una vida pacífica y sin las distracciones del mundo digital; en pocas palabras, algo más tradicional (incluyendo el baño). Lo curioso del asunto, es que hace tiempo los protagonistas compraron terrenos vecinos para construir hogares parecidos, pero sólo Aranas pudo lograrlo.

    Una vez entendido esto, durante el resto de la cinta se desenvuelven historias individuales que tienen en común la decepción personal. Cada uno tiene sus problemas y están alejados de ese “ideal” que planearon hace años. El camino de la vida los ha llevado por rumbos que ninguno de ellos pensaba y realmente la plenitud de la vida se ve inalcanzable para todos ellos. Pese a ello, la amistad es importante y, aunque no lo es todo, puede ser un salvavidas en momentos realmente álgidos.

    Este drama con ligeros toques de comedia es sencillo, coral y un poco lento. Quizá parece que no ocurre demasiado en la primera mitad, pero cuando llega el conflicto a mitad de El club de los idealistas es como bañarte en agua fría. Te das cuenta de que las cosas son imposibles de controlar y que la vida se puede ir en un chasquido; los problemas no cesan y las preocupaciones siempre están, pero lo que te vuelve a levantar son esos pequeños gestos capaces de revertir emociones duras. Puede ser una canción, la convivencia o una pequeña luz… la vida tiene felicidad y, aunque puede ser fugaz, vale la pena.

    La trama tiene sus hoyos; hay cosas que se permiten en aras de no dar tanta explicación. Incluso el final se siente un poco apresurado, pero lo bueno es que deja un sabor de boca agradable. Quizá el niño que aparece en El club de los idealistas se siente un poco sobreactuado, aunque el resto del elenco tiene química y realmente se nota que disfrutaron estar en el proyecto. Puede parecer que son demasiados protagonistas y no alcanza el tiempo para conocer a todos a fondo, por lo que tampoco esperes algo orquestado con metrónomo.

    El club de los idealistas se distingue por el subtexto de su guion y los gestos de los protagonistas, sin dejar a un lado el golpe de realidad que refleja en los espectadores. No es impecable, pero se puede volver entrañable.

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