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Excelsa actuación y buenas intenciones extraviadas en el privilegio y la lejanía
por Raúl GodinezLa expectativa del regreso de Alejandro González Iñárritu al cine mexicano estuvo rodeada de polémica desde el momento que se anunció. Con extras quejándose de las horas excesivas de trabajo y mal trato. Una producción que se vio atropellada mil veces debido a la pandemia. Sin embargo, Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades llegó a cines mexicanos por tiempo limitado antes de su estreno masivo en Netflix el 16 de diciembre. ¿Valió la pena? ¿Tenía razón la audiencia que la vio por primera vez en el festival de Venecia donde fue apabullada por la crítica? La respuesta es más extensa que la nueva película del director de Amores perros.
Los rumores de ser casi una autobiografía de Iñárritu estaban en el aire desde el lanzamiento del póster. Sí los es. Es inevitable pensar que el director cuenta la historia de su vida al haber perdido un niño hace muchos años y mostrar cómo, al día de hoy, lo sigue atormentando. Tal vez estos son los mejores elementos de la cinta, secuencias donde se lidia con la pérdida, el dolor y el dejar ir. Temas con los que todos nos podemos identificar y que hacen de su filmografia una experiencia palpable, tal y como lo experimentó Michael Keaton y Leonardo DiCaprio en sus trabajos junto al mexicano.
Hay que mencionar las herramientas con las que BARDO cuenta para poder hacer analogías sobre estos temas. La fotografía, el diseño de producción (Eugenio Caballero) y la música destacan en el tratamiento de un guión que parece ir de un lado a otro en temas donde no podemos identificarnos como simples mortales: la fama, el éxito, la tentación y el trato cuando vives en el extranjero son cosas que, yo creo, no todos tenemos la facilidad de “sufrir”. Posiblemente es el peor error del ganador del Oscar, retratar temas de su día a día y además, ser reiterativo durante una película que dura más de 3 horas, repetir el mismo mensaje o reflexión se vuelve cansado y francamente aburrido.
Sin embargo no es un problema que evite a Iñárritu y Daniel Giménez Cacho hacer un gran trabajo a nivel actoral. BARDO narra cómo Silverio (Giménez Cacho), un periodista y documentalista es obligado a dejar su residencia en Los Ángeles, California, para volver a la tierra que lo vio nacer, la caótica Ciudad de México. También participan Griselda Siciliani, como Lucía; y Ximena Lamadrid, Camila, quienes completan el elenco para ser uno de los puntos más fuertes del largometraje. Destaca la diversidad y brillantez en sus respectivos personajes excepcionalmente dirigidos por el apodado "Negro", aunque con una gran brecha disparada por la experiencia del intérprete de SIlverio. ¿Sorpresa? En absoluto, lo respaldan trabajos como Un extraño enemigo y Arráncame la vida.
Netflix
La clara visión de lo que quiere es algo preocupante también. ¿De verdad había qué hacer un comentario sobre los feminicidios y desaparecidos que todos vivimos en nuestro día a día aunque no tenga noción de cómo es la realidad?, ¿tenía que emitir un monólogo con Hernán Cortes sentado sobre una pila de cuerpos? Suena a una opinión de alguien que no sabe guardar silencio y escuchar. Iñárritu ha estado viviendo fuera del país por mucho tiempo y hay un poco de desatino y poca sensibilidad a la hora de abordar este tipo de temas a comparación de directores como Amat Escalante y Alonso Ruizpalacios quienes saben a la perfección las dolencias de este país.
La experiencia con BARDO está con la excelente fotografía, el surreal diseño de producción y una gran interpretación de Giménez Cacho. Ojalá el regreso de Iñárritu no hubiera sido así, sin embargo, parece tendencia. No sería la primera vez que uno de los tres amigos regresa a hacer una película sumamente personal con un toque sociopolítico como Roma de Alfonso Cuarón. Ojalá esta película sirva para demostrar que se puede hacer cine de esta magnitud en el país, con recursos, talento y libertad sin censura. Desafortunadamente BARDO se perderá en las buenas intenciones por sus pecados que rayan en el privilegio y la lejanía del país donde el cineasta nació.
