Sin mucha difusión para el ojo público, una de las batallas más intensas se ha librado por varios años. Una donde la ilusión y la realidad se fusionan, generando que surjan preguntas sobre el valor que le damos a los bienes que nos rodean y, en este específico caso, lo que está en juego es el símbolo universal del amor: el diamante de los anillos de compromiso. Desde un punto científico, no hay mucha diferencia entre un diamante natural y uno sintético y creado en un laboratorio. Pero para comerciantes de diamantes, poseer una roca sintética es como poseer una pintura falsificada. Con el documental Nothing Lasts Forever, el cineasta Jason Kohn se infiltra en ese mundo altamente secreto para descubrir un crimen de gran alcance, explorando puntos de vista opuestos y reflexionando sobre el valor que la gente le otorga a las cosas materiales.