A los 33 años, el australiano Steven McRae estaba en el apogeo de su carrera, siendo el admirado y talentoso bailarín principal de la prestigiosa Royal Ballet de Londres. Sin embargo, durante una presentación frente a un auditorio lleno, se desplomó debido a una grave lesión en su tendón de Aquiles, que requirió la asistencia de otras personas para sacarlo del escenario. Once años antes, McRae ya había sufrido una lesión similar, una ruptura parcial, que sirvió como advertencia sobre el futuro de su carrera, que podría terminarse en cualquier momento. Su lesión a los 33 años parecía ser el cumplimiento de esa profecía y todos, incluido él mismo, aseguraban que su carrera había terminado y que disfrutará haber tenido una de tantos éxitos. Sin embargo, tras dos años de ausencia, acompañado de sus entrenadores y el equipo médico de la empresa, sigue un programa especial para volver a su máximo nivel. En el documental A Resilient Man (Bailar a pesar de todo), el director Stéphane Carrel sigue los esfuerzos y las adversidades que McRae enfrenta, manteniendo su determinación inquebrantable de volver a los escenarios y volver a bailar los papeles más prestigiosos del repertorio.