En el año 1943, la cantidad de pacientes que ingresan al Charité de Berlín se multiplica como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El hospital que aún es considerado un pionero de la medicina, se encuentra con problemas internos ya que el personal se encuentra dividido por las medidas del gobierno. Ferdinand Sauerbruch, un famoso cirujano que ejerce allí desde 1928, comienza a ser más crítico con el régimen nazi a medida que avanza la guerra, lo que hace que choque con muchos de sus colegas. Entre ellos, Max de Crinis, un psiquiatra, que resulta ser un miembro de alto rango de la SS que apoya las decisiones del gobierno.