En un futuro postapocalíptico, miles de agentes especiales tienen la tarea de prevenir el colapso de la sociedad. Estos operativos, conocidos como "viajeros", tienen sus conciencias enviadas atrás en el tiempo y transferidas al cuerpo "anfitrión" de individuos actuales que de otro modo estarían a momentos de la muerte, para minimizar el impacto inesperado en la línea de tiempo. La transferencia requiere la ubicación exacta del objetivo, que es posible gracias a los teléfonos inteligentes y el GPS del siglo XXI, que brindan coordenadas de hora, elevación, latitud y longitud (TELL) que se archivan para su uso en el futuro. Cuatro personas: una madre soltera, un drogadicto, un atleta de la escuela secundaria y un conserje con una discapacidad cognitiva, todos los cuales se supone que deben morir el mismo día, tienen sus cuerpos habitados por los Viajeros. Además de sus misiones, también tienen el desafío de integrarse sin problemas en la vida de sus nuevos anfitriones sin que nadie se entere.