El secuestro de uno de los líderes más importantes de Italia conmocionó a toda la nación por la forma en la que se fueron dando los hechos y la respuesta no tan eficiente de los elementos del gobierno. En la mañana del 16 de marzo de 1978, el líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro fue secuestrado mientras se celebraba la investidura del cuarto gobierno de Giulio Andreotti con el apoyo del Partido Comunista Italiano. Aldo fue interceptado por cuatro jóvenes que pertenecían a una organización de terroristas revolucionarios llamada Brigadas Rojas, éstos lograron abatir a las escoltas y llevarse a Aldo fuera de Roma para tenerlo como rehén por 55 días. Antes de que fueran suscitados estos hechos, Aldo había logrado un acuerdo de unión nacional entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista de Italia, lo cual marcaba un nuevo precedente en la esfera política italiana y europea, pues el gobierno central estaría respaldado por el comunismo y la religión. A muchos les causó descontento el anuncio de esta nueva alianza, sobre todo a los Estados Unidos que tenía varios intereses políticos dentro del país italiano.