Inmediatamente después de que Sam libera a Lucifer de su encierro, los Winchester se convierten en el objetivo del cielo y el infierno. Ambos se convierten en amenazas, ya que ambos están destinados a ser los recipientes de Lucifer y el Arcángel Miguel respectivamente. Si la profecía se lleva a cabo, se desatará una batalla por el destino de la Tierra y que resultará en la muerte de millones de personas. Si Dean se niega a aceptar a Miguel, Lucifer será capaz de destruir a la raza humana con la ayuda de los cuatro jinetes del Apocalipsis, las encarnaciones vivientes de las cuatro plagas, y por su parte, si Sam acepta a Lucifer, solo aumentará la velocidad del plan del demonio. Adicionalmente, Bobby sufre de parálisis y queda atado a una silla de ruedas. Quedándose sin más alternativas, los hermanos Winchester tratan de hacer equipo con Castiel para tratar de encontrar una forma de derrotar al cielo y al infierno, sin importar que esto implique enfrentarse a ángeles, demonios o arcángeles.
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