Una de las figuras estelares y predominantes de la época de oro del cine mexicano, Dolores Asúnsolo López Negrete, mejor conocida como Dolores del Río nació el 3 de agosto de 1904, en Durango, México. Debido a una posición económica y social fuerte, dado que su padre era el director del Banco de Durango), Dolores fue criada como aristócrata, viajando a varias partes del mundo, recibiendo educación en Europa y en el extranjero. Hija única del matrimonio formado por Antonia y Jesús Asúnsolo, su familia tuvo que escapar a la capital mexicana, luego del inicio de la revolución, dejando atrás sus propiedades y parte de su fortuna.

Desde niña, Dolores tuvo talento natural para la danza, lo que la llevo a conocer al escritor Jaime Martínez del Río, con quien se casó cuando ella apenas tenía 15 años de edad. A la gran celebración, asistió el productor norteamericano Edwin Carewe, quien quedó deslumbrado con la belleza de la joven. Carawe convenció a Dolores a abandonar el país y establecerse en Hollywood, donde se convertiría en diva de la pantalla grande. Instalada en Estados Unidos, Dolores se divorció de su esposo, se volvería a casar con el diseñador de arte Cedric Gibbons y participaría en más de 30 películas, convirtiéndose en una estrella. Pero la posición de diva era inestable, así que cuando las ofertas empezaron a decaer, la actriz regresó a México, con el deseo de iniciar una nueva carrera dentro de su país.

Fue a petición del director Emilio Fernández, que la actriz protagonizo la exitosa cinta Flor Silvestre (1943), lo que la convirtió en una celebridad en México, a sus 37 años. En el mismo año, protagonizo otro éxito, María Candelaria (1943), también dirigida por Fernández. Despojada de los estereotipos que adquirió en cine de Hollywood, Dolores empezó a encarnar papeles más emotivos, llenos de tragedia y pasión, sin perder la elegancia y sobriedad. Consolidada ya como una de las máximas figuras del cine mexicano, la actriz volvió a participar en cintas norteamericanas como The Fugitive (1947) y Cheyenne Autumn (1964)

Durante los años 50 y 60, participo en teatro y televisión, en México, Argentina y en Estados Unidos, además de protagonizar cintas exitosas como Bugambilia (1944), La malquerida (1949), A donde van nuestros hijos (1956) y por supuesto La cucaracha (1958), donde alterno con la otra diva de México, María Félix.

En la década de los 70, Dolores desarrollo una carrera teatral de mucho éxito. En 1978, la actriz anunció su retiro. El 12 de abril de 1983, Dolores falleció en Los Angeles, dejando atrás un legado espectacular y una vida, lo mismo trágica como gloriosa.