La nueva obra de un legendario e introspectivo cineasta permanece atrapada en un limbo creativo. Con miles de horas grabadas y rumores de un proyecto imposible de terminar, su futuro se vuelve cada vez más enigmático.
Con joyas como La delgada línea roja y El árbol de la vida, la filmografía de Terrence Malick siempre ha ocupado un lugar singular dentro del cine contemporáneo. Desde sus inicios en los años setenta, el director estadounidense ha construido un estilo marcado por la contemplación, la voz en off poética, la exploración del vínculo entre el ser humano y la naturaleza y una profunda meditación sobre el paso del tiempo.
Esta inclinación hacia lo trascendental no es casual. Antes de convertirse en cineasta, Malick estudió filosofía y llegó a traducir a Martin Heidegger, lo que moldeó su aproximación a la imagen cinematográfica como un vehículo de revelación. Sus filmes, incluyendo Días de gloria y Caballero de copas se interesan por el misterio de la existencia, las preguntas sobre el destino, la culpa, la gracia y la fragilidad humana. Por ello, sus proyectos tardan años en gestarse y suelen ser sometidos a largos procesos de edición.
El inquietante proyecto de Terrence Malick que podría no estrenarse jamás
Con este contexto, la situación de su más reciente proyecto, The Way of the Wind, resulta especialmente inquietante. Han pasado seis años desde el estreno de Una vida oculta en 2019, y aunque la expectativa siempre acompaña a cualquier trabajo de Malick, esta vez la incertidumbre domina el panorama. Según un reportaje reciente publicado en The Telegraph, el filme podría ni siquiera llegar a ver la luz, pese a estar completamente rodado desde hace 5 años, cuando aún llevaba el título provisional de The Last Planet.
La película aborda la vida de Jesús desde un enfoque poco convencional, algo que ha llevado a compararla con propuestas arriesgadas como La última tentación de Cristo de Martin Scorsese. Con un reparto encabezado por Géza Röhrig en el papel de Jesús, Mark Rylance como Satanás y Matthias Schoenaerts interpretando a Pedro, el proyecto prometía una lectura distinta del relato bíblico. Algunos colaboradores han señalado que la visión de Malick se aleja deliberadamente de las convenciones religiosas y construye un retrato más humano, introspectivo y filosófico de Cristo, lo cual inevitablemente la convierte en una obra potencialmente polémica.
La película sobre Jesucristo cuyo futuro se vuelve cada vez más incierto
Paradójicamente, no es la controversia lo que mantiene la película en el limbo, sino la magnitud del material filmado. Según el reporte, existen más de tres mil horas de metraje que deben ser revisadas, seleccionadas y ensambladas para darle forma a la historia. El propio Malick reconoció que la película está lejos de considerarse terminada, y esa afirmación no sorprende a quienes conocen su método: un largo y obsesivo trabajo de montaje donde la película va mutando hasta descubrir su verdadero núcleo emocional.
The Way of the Wind también incluye decisiones creativas inesperadas, que refuerzan la complejidad del proyecto. Jesús no realizará milagros en la película y, en cambio, aparecerá en escenas donde fuma cannabis, además de un monólogo de veintiocho minutos interpretado por Rylance en la piel de Satanás. Elementos así confirman el interés del cineasta en explorar una dimensión filosófica más que teológica, enfocándose en preguntas sobre la existencia, la tentación, la duda y la fragilidad.
Aunque todavía queda la esperanza de que el director logre ensamblar su visión final, la incertidumbre pesa cada vez más sobre este ambicioso proyecto. La pregunta ahora no es solo cuándo se estrenará, sino si algún día podrá hacerlo. De confirmarse su ocaso, sería una pérdida enorme para el cine contemporáneo y para la propia trayectoria de Malick, quien ha dedicado su carrera a perseguir lo inefable. En cualquier caso, el destino de The Way of the Wind permanece suspendido, como una obra atrapada entre la fe, la duda y la imposibilidad de completarse.