Los 5 clichés femeninos que Hollywood repite una y otra vez
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Hollywood sigue moldeando a sus heroínas con fórmulas que conoces mejor de lo que crees. Desde la temida mean girl hasta figuras que parecen nuevas pero esconden patrones repetidos, estos clichés dominan la pantalla sin que te des cuenta.

Durante décadas, Hollywood ha moldeado una serie de personajes femeninos que se repiten sin descanso, y quizá el más reconocible de todos sea la mean girl. Este arquetipo, popularizado en el cine adolescente, presenta a la chica cruel que domina su entorno escolar a través de la manipulación, el miedo y una apariencia impecable. Regina George, interpretada por Rachel McAdams en Chicas pesadas, se convirtió en la versión definitiva del cliché: carismática, despiadada y capaz de torcer la dinámica social con una sonrisa.

Antes y después de ella hubo muchas más, desde Cher Horowitz de Clueless con su mezcla de encanto y superficialidad, hasta las líderes hostiles interpretadas por Kiernan Shipka en Totally Killer o Rachel Sennott en Bottoms, quienes actualizan el estereotipo con humor y autoconsciencia. Sin embargo, la mean girl es solo la punta del iceberg. El cine estadounidense continúa reciclando múltiples arquetipos femeninos que, aunque a veces evolucionan, conservan patrones profundamente arraigados.

Algunos se han transformado en herramientas narrativas poderosas; otros siguen siendo moldes rígidos que limitan la complejidad de los personajes. A continuación, exploramos cinco de ellos:

La manic pixie dream girl

La manic pixie dream girl es la chica excéntrica, luminosa y caótica cuya única función es salvar emocionalmente a un hombre triste. Natalie Portman en Garden State se convirtió en el ejemplo emblemático: un personaje encantador pero sin vida propia más allá del protagonista masculino. En (500) Days of Summer, Zoey Deschanel interpretó otra versión influyente del estereotipo, definida casi por completo por la percepción del protagonista y no por su propia historia. Incluso en Hazme el favor, Jennifer Lawrence canaliza elementos del tropo al convertirse en una fuerza que transforma la vida de un adolescente sin que su propio mundo interior sea realmente explorado.

Aunque este cliché ha sido severamente criticado, sigue apareciendo con variaciones. Scarlett Johansson en Fly Me to the Moon incorpora un tono más irónico y autoconsciente, jugando con las reglas del arquetipo mientras lo subvierte. Hollywood continúa regresando a esta figura porque ofrece un atajo emocional eficaz, aunque a costa de reducir la complejidad femenina a un recurso narrativo.

La femme fatale

La femme fatale es una figura magnética que usa su atractivo y su misterio para manipular a quienes la rodean. Desde los clásicos del cine negro como Double Indemnity, donde Barbara Stanwyck encarna a una mujer capaz de destruir vidas con una mirada calculada, hasta obras contemporáneas como Gone Girl, cuyo personaje interpretado por Rosamund Pike redefine el engaño como un arte letal, el arquetipo sigue siendo un vehículo para explorar el deseo, el poder y el peligro.

El cliché se ha extendido incluso a géneros inesperados. En Hit Man, Adria Arjona interpreta a una mujer que seduce, manipula y confunde a un supuesto asesino a sueldo en un juego de identidades que mezcla comedia, thriller y romance. Su personaje recupera la esencia clásica de la femme fatale, pero con una dinámica más humana y juguetona. Este tipo de reinterpretaciones demuestran que, aunque el cliché persiste, también puede adaptarse a sensibilidades modernas sin perder su poder narrativo.

La dama en peligro

La dama en peligro es uno de los arquetipos más antiguos y reconocibles: la mujer vulnerable cuya necesidad de rescate impulsa la trama. Maggie Grace lo encarna de manera paradigmática en Taken, donde su secuestro activa la frenética misión del personaje de Liam Neeson. Algo similar ocurre en King Kong, con Ann Darrow atrapada entre bestias y emociones, o en Super Mario Bros., donde la Princesa Peach retoma su rol clásico como motor del viaje del héroe, aunque con más energía e independencia.

En producciones recientes, Hollywood ha intentado actualizar el tropo, dándole a la víctima mayor participación en su propia supervivencia. Celeste O’Connor en Ghostbusters: Frozen Empire conserva la vulnerabilidad inicial, pero su arco se transforma para darle agencia dentro de la historia. Aun así, la fórmula base (la mujer como detonante emocional del protagonista masculino) sigue siendo uno de los clichés más arraigados del cine comercial.

La final girl

En el cine de terror, la final girl es la sobreviviente inteligente, cautelosa y resistente que enfrenta al asesino cuando todos los demás han caído. Este cliché nació con personajes como Marilyn Burns en The Texas Chain Saw Massacre o Jamie Lee Curtis en Halloween, quienes establecieron los rasgos fundacionales del arquetipo. En Scream VI, Jenna Ortega retoma esa tradición interpretando a una protagonista que combina vulnerabilidad y astucia para escapar de Ghostface por las calles de Nueva York.

En películas más recientes como Evil Dead Rise, Lily Sullivan reinterpreta el cliché con una lectura más física y brutal, demostrando que la final girl puede evolucionar sin dejar de ser un ícono del horror. Aunque estas heroínas se han vuelto más complejas, el patrón se mantiene: la última mujer en pie, enfrentando el terror con una mezcla de ingenio y coraje, mientras carga con la responsabilidad simbólica de representar la resistencia femenina.

La heroína de acción

La heroína de acción, al romper con la idea de fragilidad femenina al asumir roles dominados por la fuerza, se acerca más a un arquetipo que a un cliché. Uma Thurman en Kill Bill personifica este tipo de personaje con furia estilizada, convirtiendo su misión de venganza en un ballet de violencia calculada. Sigourney Weaver en Alien y Linda Hamilton en Terminator 2 consolidaron el molde mucho antes, demostrando que las mujeres podían liderar franquicias repletas de adrenalina sin perder complejidad emocional.

En la actualidad, actrices como Anya Taylor-Joy en Furiosa: de la saga Mad Max han revitalizado el arquetipo con aproximaciones más introspectivas, donde la acción convive con traumas profundos y dilemas morales. Aunque la heroína de acción es uno de los clichés femeninos más celebrados, también puede convertirse en un molde rígido si no se exploran las sutilezas detrás de su fuerza física y emocional.

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