No veas estas películas solo: los 4 sets de rodaje más embrujados de la historia (confirmado por los actores)
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Algunas películas esconden historias más oscuras fuera de cámara que dentro del propio guion. Entre accidentes, tragedias y fenómenos extraños, estos rodajes se volvieron auténticas leyendas.

Existen producciones que han pasado a la historia por la tensión extrema detrás de cámaras. Directores como Lars von Trier han llevado a sus elencos al límite emocional, mientras que Werner Herzog forjó fama por someter a actores y equipos a condiciones brutales en escenarios remotos como los de Aguirre, la ira de Dios y Fitzcarraldo. Incluso películas polémicas como El último tango en París exhiben hasta qué punto la frontera entre la actuación y la experiencia real puede tornarse perturbadora cuando la creación artística sacrifica la ética.

Pero en el cine de género, especialmente el terror, las historias sobre rodajes problemáticos adquieren un aura distinta. A la presión creativa se le suman supersticiones, accidentes inexplicables y coincidencias terribles que alimentan su leyenda. Estas producciones se convierten en relatos paralelos, donde lo que ocurre fuera de cámara resulta tan inquietante como lo que termina proyectándose en pantalla. A continuación, exploramos cuatro casos emblemáticos cuyos equipos aseguran haber vivido experiencias que van más allá de la ficción.

‘El exorcista’: un set marcado por incendios y tragedias

Durante el rodaje de El exorcista, William Friedkin llevó su afán por obtener reacciones auténticas a extremos que hoy resultarían impensables. Ordenó que se dispararan cartuchos de escopeta en el set para mantener a los actores en tensión y, en algunas secuencias, los hizo trabajar en una habitación a -20 grados para captar de forma realista el vapor de la respiración. A pesar de estas decisiones arriesgadas, también ocurrieron accidentes que escapaban por completo al control del equipo: un ave chocó contra una caja eléctrica y provocó un incendio que consumió todo el set de la casa de los MacNeil, excepto la habitación de Regan, precisamente el núcleo de las escenas de exorcismo.

El siniestro sacudió profundamente al reparto y al personal técnico, al punto de que solicitaron la presencia de un sacerdote para bendecir el espacio. La producción se retrasó seis semanas mientras se reconstruía el set, pero los contratiempos no terminaron ahí: al volver al trabajo, el sistema de rociadores falló y generó un nuevo retraso de dos semanas. Como si la acumulación de incidentes no fuera suficiente, la estatua del demonio alado se extravió durante el envío y apareció inesperadamente en Hong Kong, alimentando aún más la leyenda de que la película estuvo rodeada de sucesos inquietantes.

‘La profecía’: rayos, accidentes y un destino que parecía escrito

La llamada “maldición” de La profecía comenzó en septiembre de 1975 con una serie de incidentes tan improbables que pronto alimentaron la leyenda alrededor de la película. El actor Gregory Peck, rumbo a Londres, vio cómo su avión era alcanzado por un rayo, un hecho extraño pero no insólito. Lo inquietante vino después: el productor Mace Neufeld sufrió lo mismo unas semanas más tarde, y el guionista David Seltzer también reportó que su vuelo había sido impactado. Incluso el productor Harvey Bernhard estuvo a punto de ser alcanzado por un rayo mientras filmaban en Roma. Cuatro descargas, a personas conectadas únicamente por el rodaje, transformaron lo anecdótico en un patrón desconcertante.

Como si todo esto no fuera suficiente, diversos animales empleados en la película parecían quedar atrapados en la misma cadena de infortunios: los rottweilers que interpretaban a los sabuesos infernales atacaron a sus propios entrenadores hiriendo seriamente al doble Terry Walsh; los babuinos utilizados en la famosa escena del safari reaccionaron con tal violencia que el terror de Lee Remick en pantalla es completamente real; y, un día después de aquella filmación, un cuidador murió devorado por un león.

‘El conjuro’: marcas físicas y un rodaje emocionalmente exigente

Basada en el polémico caso real de la familia Perron, El conjuro, dirigida por James Wan, ya era material para una historia aterradora, pero los reportes del propio elenco y el equipo intensificaron la sensación de que algo inexplicable rondaba el set. Actores y guionistas afirmaron haber presenciado corrientes de aire sin causa aparente, rostros fantasmales y comportamientos extraños de animales; incluso la esposa del guionista Carey Hayes descubrió misteriosos charcos de agua en su casa mientras él filmaba. Algunos miembros del equipo se atrevieron a pasar noches en la propiedad original y el resultado fue tan perturbador que terminaron realizando un documental titulado The Sleepless Unrest.

La participación de Lorraine Warren añadió otra capa de inquietud: Vera Farmiga, mientras investigaba el papel, encontró marcas de garras en la pantalla de su computadora y, tras finalizar el rodaje, tres arañazos similares en su muslo. Farmiga y Patrick Wilson, igual que las actrices jóvenes del reparto, comenzaron a despertarse constantemente entre las 3 y 4 a. m., la llamada “hora de las brujas”, asociada en demonología con burlas malignas a la Trinidad. Joey King, por su parte, desarrolló inexplicables moretones y un extraño problema sanguíneo que desapareció al terminar la filmación.

‘Poltergeist’: el uso de esqueletos reales

La famosa escena de la piscina en Poltergeist no solo marcó a generaciones de espectadores por su atmósfera caótica y terrorífica, sino que se volvió legendaria por un motivo aún más inquietante: los esqueletos que rodean a Diane Freeling no eran simples objetos de utilería, sino restos humanos reales. Dirigida por Tobe Hooper y producida por Steven Spielberg, la película de 1982 ya era un referente del horror suburbano por su mezcla de inocencia familiar y sucesos sobrenaturales, pero la revelación de que el equipo utilizó esqueletos auténticos añadió una perturbadora capa adicional a su historia.

En el clímax del filme, Diane lucha desesperadamente en una piscina inundada de lodo mientras esqueletos emergen a su alrededor bajo lluvia, truenos y una tensión que parece desbordar la pantalla. La angustia cobra un sentido radicalmente distinto cuando se conoce la verdad detrás de la escena: la producción había recurrido a esqueletos humanos porque eran más baratos que fabricar réplicas detalladas. Este detalle siniestro convirtió la secuencia en una de las más intensas e inolvidables de Poltergeist.

facebook Tweet
Te puede interesar