Críticas
2,5
Regular
Jurassic World: Renace

Como blockbuster cumple, pero no revive la magia

por Nath Rodríguez

Apesar del desastroso cierre de la trilogía Jurassic World, Hollywood parece que no está dispuesto a soltar esta franquicia. En medio de una guerra veraniega entre superhéroes, dragones y extraterrestres, vuelve a apostar por los dinosaurios con Jurassic World: Renace. Una jugada arriesgada, sobre todo cuando la misma película se pregunta: ¿quién sigue interesado en los dinosaurios en pleno 2025?

Dirigida por Gareth Edwards —responsable de las joyas Rogue One y Godzilla (2014)—, esta nueva entrega nos transporta por séptima vez al mundo jurásico que Steven Spielberg nos presentó por primera vez en 1993. Ahora, con un elenco de lo más top hollywoodense, compuesto por Scarlett Johansson, Jonathan Bailey y Mahershala Ali, la historia se desarrolla en una realidad donde los dinosaurios ya no son novedad: el caos cotidiano incluye un brontosaurio agonizando en medio de Manhattan causando tráfico. Nada nuevo bajo el sol, salvo que aquí el dinosaurio es una molestia... no una maravilla.

¿De qué va este 'renacimiento'?

La historia sigue a Zora Bennett (Johansson), una mercenaria contratada por una poderosa farmacéutica para recolectar sangre de especies de dinosaurios que podrían revolucionar los tratamientos contra enfermedades cardíacas. Con un cheque millonario de por medio, Zora recluta a su viejo amigo Duncan Kincaid (Ali), al paleontólogo Dr. Henry Loomis (Bailey) y a un grupo de mercenarios para emprender una misión que claramente suena como imposible.

Los primeros diez minutos nos plantean todo: misión, personajes y justificación para volver a una isla repleta de dinosaurios. Nada sorprendente, nada que no esperes de esta franquicia. Pero hay algo refrescante: por primera vez, el personaje principal es una mujer ruda y capaz de liderar la expedición sin necesidad de justificarse. Punto a favor.

Buen ritmo, poca profundidad

A pesar de lo sólido del arranque, la película no ofrece mucho más en cuanto a desarrollo. Los personajes cargan con pérdidas personales y traumas, sí, pero eso nunca se traduce en una evolución real. Se sienten como conceptos, no como personas. Afortunadamente, hay una buena dosis de nostalgia: referencias evidentes a Jurassic Park, y guiños a clásicos como Tiburón e Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, que mantienen cierto encanto, pero hasta ahí.

Lo más rescatable es, sin duda, la química entre Johansson y Bailey. Su dinámica en pantalla logra distraernos de todas las fallas lógicas del guion: una tripulación que se reduce a la mitad en cuestión de horas sin repercusión emocional, o una familia completamente inexperta que sobrevive a situaciones extremas sin un rasguño. Nada tiene mucho sentido, pero por lo menos se siente bastante entretenido.

Visualmente potente, narrativamente floja

Gareth Edwards sabe dirigir tensión. Hay varias secuencias que se sienten emocionantes, visualmente espectaculares, con efectos especiales de alto nivel. Pero el guion no logra sostener el peso emocional o temático que el director intenta demostrar. Hay buenas intenciones, pero pocas ideas nuevas.

Si la vemos como el inicio de un reboot serio, se queda corta. Pero si bajamos las expectativas y la aceptamos como un estreno palomero de verano, cumple su función: entretener, emocionar y dejarte con ganas de más palomitas.