Desde el drama erótico Ojos bien cerrados de Stanley Kubrick hasta la alienación posmoderna de El club de la pelea de David Fincher, pasando por la ciencia ficción filosófica de Matrix y la metaficción de ¿Quieres ser John Malkovich?, 1999 nos regaló una serie de obras cinematográficas notables. A pesar de sus artilugios narrativos y su tono melodramático por momentos, hay un poderoso drama en particular que podrías revisitar (o no) este 10 de mayo.
Columbia Pictures
Disponible en el catálogo de Netflix, El lado profundo del mar se basa en el bestseller homónimo de Jacquelyn Mitchard, publicado en 1996, que se centra en Beth Cappadora (Michelle Pfeiffer), una fotógrafa profesional que asiste a una reunión con sus tres hijos: Vincent, Ben y Kerry. Poco más tarde, el mediano desaparece sin dejar rastro y, a pesar de la búsqueda frenética que emprende la policía, no consiguen encontrarlo. Casi una década después, en su nuevo barrio, aparece Sam Karras, un adolescente que guarda una impresionante similitud física con el niño desaparecido.
El director Ulu Grosbard y el guionista Stephen Schiff trazan una conmovedora montaña rusa de emociones. Esta es una película preparada para acariciar el alma y tocar los nervios con sus temas de pérdida familiar y desplazamiento, en un tono muy cercano a Gente como uno de Robert Redford. En ese sentido, El lado profundo del mar aprovecha completamente la empatía y los miedos de la familia, específicamente el sentir de Beth, la madre de Ben. La también actriz de Ant-Man and the Wasp ofrece una actuación que transcurre en una amplia gama de emociones con una presencia fuerte e imponente.
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Su escena más poderosa llega poco después de la desaparición de su hijo, cuando se ve a sí misma suplicando por Ben en la televisión. Con sus ojos enrojecidos fijos en una mirada sin vida, Pfeiffer evoca algo realmente aterrador en ese momento: una mujer deshecha. En las siguientes escenas, en las que el dolor de Beth se convierte en autodesprecio, Pfeiffer es lo suficientemente frágil, para transmitir un corazón que se está rompiendo debajo de una apariencia rígida.
Con esto, la actriz tres veces nominada al Oscar deja en claro su capacidad para trabajar en distintos registros a lo largo de su sólida trayectoria; desde comedia hasta drama, romance y acción. Pfeiffer ha logrado superar ser conocida al principio sólo por su apariencia. Si bien su belleza se mostró de manera prominente en muchos de sus primeros papeles, rápidamente se convirtió en algo más que una cara bonita y se sumergió en papeles más profundos y complejos como el de Beth en El lado profundo del mar, pero también en el rol de Elvira Hancock en Caracortada, Selina Kyle en Batman regresa y Ellen Olenska en La edad de la inocencia.
