La saga de películas que están reviviendo la obra literaria de Agatha Christie trajo consigo una nueva entrega: Cacería en Venecia, misma que es dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, quien se ha hecho cargo de otros títulos como Muerte en el Nilo y Asesinato en el Expreso de Oriente.
A diferencia de las primeras dos películas, Venecia tiene un toque… único e irrepetible, pues el investigador privado, Hercule Poirot (Branagh), se ve envuelto en una espeluznante historia ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Ahora retirado y viviendo en un exilio autoimpuesto, asiste a regañadientes a una sesión de espiritismo en un palacio embrujado y en ruinas; cuando uno de los invitados es asesinado, el detective debe descubrir una vez más al asesino, pero pronto queda inmerso en un siniestro mundo de sombras y secretos.
Sí, el famosos detective de Agatha Christie debe lidiar con un caso paranormal, algo que sin duda se nota en la película coprotagonizada por Michelle Yeoh, Jamie Dornan, Tina Fey y Kelly Reilly. Y precisamente para conocer un poco más sobre el terror que se vivió en los sets, platicamos con Haris Zambarloukos, director de fotografía de Cacería en Venecia.
“Mi equipo de iluminación se encargó que dentro del set tuviéramos auténtica luz de velas. Tuvimos que investigar cuáles eran las mejores cámaras y lentes para poder adaptarnos al modo en el que se iluminaban los sitios en aquella época”, dijo Haris Zambarloukos en entrevista con SensaCine LATAM.
Estaba tan oscuro que apenas y podíamos ver en el set.
Fue gracias a la tecnología que Zambarloukos, quien ha trabajado previamente con Kenneth Branagh en esta misma saga de películas y proyectos alternos como Cenicienta y Belfast, quien nos reveló que la atmósfera en el set, con las luces bajas y una historia ligada a espiritismo, que al final realmente sintieron un ambiente de terror.
“Las cámaras son más sensibles que el ojo humano, entonces se convirtió en una verdadera sensación de terror, la misma que en una noche de Halloween cuando estábamos trabajando en el set. Eso era muy importante para nosotros: crear el ambiente para contar esta historia”.
Fue así como Haris Zambarloukos experimentó un rodaje de terror, pues todo el equipo de iluminación se encargó de oscurecer a tal grado los sets que sencillamente el ojo humano apenas y podía percibir algo. Algo que sin duda sólo podía hacer Kenneth Branagh con una historia de Agatha Christie.