Cuando hablamos de películas de terror solemos fijarnos en los elementos más clásicos de este género como lo son el suspenso, que podemos ver en Psicosis, las muertes sumamente violentas como las de Terrifier, las escenas abruptamente sangrientas como las de Masacre en Texas, los espíritus malignos y demonios con un profundo odio hacia los seres humanos, como los de El exorcista, o en los asesinos con desórdenes mentales y un profundo rencor en sus corazones como los de Criminal Minds, el grandioso Freddy Krueger o Michael Myers de Viernes 13.
Sin embargo pocas veces nos centramos en los aspectos más allá del acto terrorífico en sí, como sucede con una película protagonizada por Florence Pugh en la que vemos, ante todo, a la desesperación humana apoderarse de la mente de esta actriz para terminar aceptando la inclusión e integración a un círculo social sin importar su costo.
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Tales efectos los vemos en una película de Ari Aster llamada Midsommar, en la que una pareja llegará al límite de la dependencia, la crueldad y la locura durante un viaje a una comunidad rural de Suecia donde el bienestar colectivo se antepone a cualquier intento de autonomía e independencia por parte de sus integrantes.
Tras su recibimiento en salas de cine, Midsommar fue calificada como una película que refleja las relaciones tóxicas que suelen formarse entre las parejas con ciertos conflictos emocionales como la inseguridad, la dependencia o las mentiras, pero más allá de este paraje también tenemos una producción en la que las tradiciones, los ritos y hasta la metafísica cobran una importante simbología tanto en su trama como para el género.
Y es que si bien el miedo puede manifestarse a través de sentimientos negativos como la ansiedad, la impotencia o la cobardía, accede a una nueva escala cuando la psique humana se aleja de los límites de la sanidad para adentrarse en los riesgosos y profundos laberintos donde el profundo deseo de pertenencia, integración, protagonismo y evasión de la consciencia individual cohabitan.
En el caso de la película tenemos estos elementos en Dani (Florence Pugh), quien es una mujer llena de conflictos y proveniente de una familia complicada en donde su hermana decide tomar las riendas de la paz y suicidarse junto a sus padres para alejarse de este mundo humano donde existe tanto daño.
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Así Dani pasará a depender completamente de su novio Chris, interpretado por Jack Reynor, que a su vez refleja la imagen de un hombre cansado, profundamente fatigado y hastiado de su relación sin salida.
Después, dado que la relación no solo se torna dependiente y tóxica sino que llega a los abismos del dolor, la infidelidad, la depresión y la locura, el significado de Midsommar recorre nuevos caminos en los que tú mismo deberás perderte si deseas disfrutar de la cinta en plenitud. Actualmente puedes encontrar esta película en Amazon Prime Video o Apple Tv, por lo que no tienes ningún pretexto para no verla.
