Brady Corbet es un director que ha sabido abrirse camino con historias complejas y poco convencionales. Su más reciente película, El Brutalista, ha sido ampliamente reconocida, pero su talento ya había quedado claro con su ópera prima, The Childhood of a Leader. Estrenada hace una década, este inquietante thriller psicológico, ambientado en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuenta con la participación de Robert Pattinson en un papel enigmático y clave para la trama.
La historia sigue a Prescott, un niño que crece en un ambiente marcado por la tensión política y familiar. Su padre, interpretado por Liam Cunningham, es un diplomático estadounidense involucrado en la creación del Tratado de Versalles, mientras que su madre, encarnada por Bérénice Bejo, es una alemana que navega entre la crianza de su hijo y los juegos de poder dentro de su hogar. En este contexto, el personaje de Robert Pattinson, Charles Marker, se presenta como un enigmático visitante cuya relación con la familia es más profunda de lo que parece a simple vista.
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Fascismo, infancia y terror psicológico en ‘La infancia de un líder’
Corbet ha demostrado su capacidad para construir historias densas y psicológicamente perturbadoras. En una entrevista, el director admitió que la película no era fácil de vender: hablada en francés e inglés, protagonizada por un niño y ambientada en 1919, el proyecto parecía poco atractivo para los grandes estudios. Sin embargo, su instinto creativo lo llevó a desarrollar un filme que, con una narrativa envolvente y una estética sombría, se convirtió en una pieza fundamental de su carrera.
Antes de convertirse en director, Corbet ya tenía experiencia en el cine como actor, destacándose en películas como Funny Games de Michael Haneke. Esta faceta interpretativa le ha permitido desarrollar una dirección que favorece las actuaciones intensas y matizadas. En The Childhood of a Leader, cada personaje está cuidadosamente trabajado, y figuras como Pattinson, Cunningham y Bejo logran transmitir con sutileza las tensiones que subyacen en la historia.
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Para Robert Pattinson, esta película llegó en un momento crucial de su carrera. Tras el fenómeno de Crepúsculo, el actor buscaba proyectos que le permitieran explorar un registro más profundo y desafiante. The Childhood of a Leader fue una de las primeras películas que lo encaminaron hacia roles más complejos, como los que asumiría después en Good Time, High Life y El faro.
Uno de los aspectos más destacados de la película es su atmósfera inquietante, en gran parte lograda gracias a la banda sonora de Scott Walker. La música, que por momentos recuerda a un thriller frenético, intensifica la sensación de que hay algo oscuro acechando a los personajes. Aunque no es un filme de terror en el sentido tradicional, su enfoque en la psicología de los personajes y sus relaciones de poder genera un tipo de horror más sutil y perturbador.