Stephen King, el maestro del terror, siempre ha demostrado una gran afinidad por los cómics y los superhéroes. Su obra ha reflejado estas influencias en múltiples ocasiones, como en la serie de novelas La Torre Oscura o en su participación en el cómic American Vampire. Incluso tuvo la oportunidad de escribir para Marvel con un número especial de X-Men en 1985. Sin embargo, cuando se trata de elegir entre Capitán América, Spider-Man, Superman y Batman, King ha sido claro en su preferencia: siempre se ha inclinado por el Caballero Oscuro.
En 1986, King tuvo la oportunidad de expresar su admiración por Batman en el prólogo del número 400 de la serie Batman. En este ejemplar, escrito por Doug Moench, el héroe debe enfrentarse a una Gotham sumida en el caos después de que Ra’s Al Ghul libere a todos los criminales de Arkham y Blackgate. Publicado en un año clave para el personaje, en medio de la revolución que Frank Miller traería con The Dark Knight Returns y Batman: Year One, el número cerraba una era en la historia del murciélago.
DC Comics / New Line Cinema
Terror y valentía: lo que Stephen King busca en un superhéroe
El ensayo de King, titulado Por qué elegí a Batman, profundiza en las razones detrás de su preferencia por el justiciero de Gotham. Desde niño, recuerda haber participado en debates con sus amigos sobre quién era mejor, Superman o Batman. Aunque nunca tuvo nada en contra del Hombre de Acero, sentía que sus aventuras eran demasiado predecibles. Para King, Superman era demasiado poderoso, demasiado perfecto, y nunca logró convencerlo del todo, ni siquiera con el famoso eslogan de la película de 1978: "Creerás que un hombre puede volar".
En contraste, Batman le resultaba un personaje mucho más interesante precisamente por su humanidad. Aunque era fuerte, inteligente y contaba con recursos ilimitados, al final del día seguía siendo un hombre común. No podía volar, no tenía visión de rayos X ni una resistencia sobrehumana, lo que lo hacía depender de su astucia y habilidades de detective para imponerse ante el crimen. En este sentido, King siempre asoció a Batman más con Detective Comics que con las grandes epopeyas heroicas de la Liga de la Justicia.
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Otro aspecto que fascinaba a King de Batman era su relación con el miedo. Como autor de algunas de las historias más aterradoras de la literatura contemporánea, King reconocía el poder de Batman para infundir terror en los criminales de Gotham. A diferencia de Superman, que representaba la esperanza y la luz, Batman era una figura sombría, una silueta amenazante en la noche. En su ensayo, King describe con admiración las icónicas escenas en las que el murciélago aparece de la nada, irrumpiendo a través de una ventana mientras su capa se despliega como una sombra gigantesca.
Esta cualidad siniestra de Batman resuena con la forma en que King concibe el terror. En su obra, el miedo no solo proviene de criaturas sobrenaturales, sino también de lo desconocido, de lo que acecha en la oscuridad. En este sentido, Batman se convierte en un personaje que encarna esa incertidumbre, jugando con el miedo de sus enemigos y convirtiéndolo en su mejor arma. King destaca cómo, en las mejores historias del personaje, los criminales no solo temen lo que Batman les hará físicamente, sino el simple hecho de que está ahí, en algún rincón de la ciudad, observándolos.
