Además de Silvia Pinal, María Félix y Dolores del Río, uno de los rostros más importantes, sino es que el más sobresaliente de todos, es el de Pedro Infante. El actor de títulos cinematográficos como Tizoc, Escuela de vagabundos y Nosotros los pobres se volvió una figura trascendental del cine mexicano, pero su inesperada muerte a los 39 años arrebató la posibilidad de continuar su carrera en la segunda mitad del siglo XX.
Protagonista de famosas producciones de la Época del Cine de Oro como Los tres huastecos, Dos tipos de cuidado y A toda máquina, Infante también tuvo una carrera popular en la música dentro del género de las rancheras. Su popularidad en el país fue una de las más grandes, por lo que su legado cinematográfico y musical aún continúa presente en la población mexicana.
Videocine
Su fama y presencia en la escena del entretenimiento en México le dio la oportunidad de construir una exclusiva residencia al sur de la Ciudad de México; una que, hasta la fecha, sorprende al público por ser una casa no solo de amplio tamaño, sino por la magnitud y variedad de sus instalaciones ubicadas en el kilómetro 18.5 de la carretera México-Toluca en la Alcaldía Cuajimalpa.
Pedro Infante la adquirió tras filmar la película Los tres García en 1947, 10 años antes de morir repentinamente en un accidente de avión. Con un territorio de 10 hectáreas, el actor se hizo propietario de una residencia que contenía amenidades como gimnasio, sala de cine, boliche, peluquería e incluso una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe.
X
Además de tener una fuente de sodas para sus visitas, el ídolo mexicano también regalaba a los niños sus juguetes de Reyes Magos, por lo que recibía un gran número de madres e hijos a las afueras de su residencia el 6 de enero. Luego de su fallecimiento a finales de la década, una empresa privada adquirió la propiedad que aún es conocida como ‘Ciudad Infante’, a pesar de ser demolida para sus nuevas instalaciones.
