Después de una jornada larga, nada mejor que una película de acción intensa y con fondo humano para desconectarse del estrés del día. En Netflix está disponible Lágrimas del sol, un intenso thriller bélico y acción protagonizado por Bruce Willis que va más allá de los disparos y explosiones: es una historia moralmente compleja y emocionalmente potente, dirigida por Antoine Fuqua, el aclamado realizador de Día de entrenamiento.
Bruce Willis, conocido mundialmente por su papel en Duro de matar, ha demostrado a lo largo de su carrera una versatilidad que va mucho más allá del héroe de acción típico. Desde sus interpretaciones en El quinto elemento o El sexto sentido, hasta su papel en esta película, ha sabido combinar presencia física con sensibilidad dramática. En Lágrimas del sol, interpreta al teniente A.K. Waters, un veterano de los Navy SEAL que se ve obligado a replantearse el sentido de su misión.
Columbia Pictures
Acción con propósito: la cinta que merece más atención en Netflix
La trama se sitúa en el contexto de una guerra civil ficticia en Nigeria, donde Waters recibe la orden de rescatar a la doctora Lena Fiore Kendricks (Monica Bellucci), una activista humanitaria atrapada en la zona de conflicto. Al llegar al lugar, Waters descubre que Kendricks no piensa abandonar a los refugiados que ha estado cuidando, lo que lo obliga a enfrentar un dilema ético: seguir las órdenes o salvar vidas inocentes a costa de poner en riesgo a sus propios hombres.
A diferencia de muchas películas de guerra que glorifican el combate, Lágrimas del sol ofrece una visión más sobria y realista del conflicto armado. La película no se centra en dividir a los personajes entre buenos y malos, sino en mostrar la crudeza de tomar decisiones en un entorno donde no existen respuestas fáciles. Waters representa a ese soldado que ha visto demasiado y que, al final del día, debe elegir entre la obediencia o la humanidad.
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Bruce Willis entrega en este filme una de las actuaciones más contenidas y conmovedoras de su carrera. Su personaje habla poco, pero transmite mucho: el peso de la responsabilidad, el dolor por las pérdidas, la lucha interna entre el deber y la compasión. Las escenas que comparte con Bellucci tienen una carga emocional profunda, permitiendo explorar la complejidad moral de intervenir —o no— en conflictos ajenos.
Aunque cuenta con secuencias de acción bien ejecutadas, esta no es una cinta que busque entretener a base de adrenalina. Fuqua construye una historia sombría y reflexiva, que invita al espectador a pensar en las consecuencias del silencio, la indiferencia y la deshumanización. Es un filme que incomoda, pero que también conmueve y permanece en la mente del espectador durante un buen rato.