Si hablamos de figuras legendarias del mundo de los cómics, el nombre de Stan Lee está grabado con tinta indeleble en la historia de la cultura popular. Este hombre fue la mente detrás de íconos como Spider-Man, Iron Man, los X-Men y los Cuatro Fantásticos. Su legado es tan grande como el multiverso, y aunque siempre se le relacionó con Marvel, eso no significaba que no pudiera admirar lo que hacía DC Comics, a pesar de que siempre fue su competencia.
Aunque muchos piensan que Lee solo tenía ojos para su propia casa editorial, lo cierto es que también se tomaba el tiempo de ver qué ocurría del otro lado del mundo. Después de todo, los verdaderos fanáticos del cómic no se casan con una sola marca, sino que disfrutan de las grandes historias sin importar el logo que lleven impreso.
Pero lo que pocos sabían, y que ahora está saliendo a la luz gracias a entrevistas antiguas y testimonios de cercanos, es que Stan Lee tenía un personaje favorito de DC, uno que no era ni el noble Superman ni el sombrío Batman. Casi nadie sabe quién fue la figura de DC afortunada en ganarse el corazón del genio detrás de Marvel: nadie más y nadie menos que Lobo.
Warner Bros. Pictures / DC Comics
SEl antihéroe más rudo, rebelde y políticamente incorrecto del universo DC era el que más llamaba la atención del inolvidable Stan. Fue en una charla con Kevin Smith que el propio Lee confesó su aprecio por este cazarrecompensas intergaláctico, quien era tan brutal como carismático. Para muchos, su actitud era tan única que fácilmente podría rivalizar con Deadpool, pero con esteroides y motocicleta.
Lobo es todo lo que los superhéroes no deberían ser: violento, grosero, ruidoso, amante de las bebidas, y absolutamente irresistible para los fans que aman los personajes fuera de serie. De hecho, fue creado a finales de los años ochenta como una especie de parodia del género ultraviolento, pero el público lo tomó tan en serio que se convirtió en un favorito instantáneo. Por supuesto, Stan Lee quedó encantado con su personalidad sin filtros.
DC Comics
El amor de Lee por Lobo tiene mucho sentido. Después de todo, Stan siempre defendió la idea de que los personajes debían tener defectos, profundidad y actitud. Y si algo le sobra a Lobo, es justamente eso: mucha actitud. El personaje no es un caballero en armadura, pero tampoco un villano, sino un caos con barba, cadenas y un sentido del humor que ni el propio Wolverine soportaría.