Han pasado 18 años desde que Expiación, deseo y pecado (Atonement) llegó a las salas de cine, y ahora, esta aclamada obra de Joe Wright protagonizada por Keira Knightley y James McAvoy puede volver a disfrutarse en Netflix. Basada en la novela homónima de Ian McEwan, la película narra una desgarradora historia de amor, mentira y redención, comenzando en la Inglaterra de los años 30 y extendiéndose hasta los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
La historia gira en torno a Cecilia Tallis, una joven de clase alta, y Robbie Turner, el hijo de la ama de llaves, quienes se enamoran en secreto desafiando las rígidas divisiones sociales de la época. Su incipiente romance se ve truncado de forma trágica cuando Briony, la hermana menor de Cecilia e interpretada por Saoirse Ronan, los malinterpreta y acusa falsamente a Robbie de un crimen atroz. Esta mentira cambia el curso de sus vidas y pone en marcha una cadena de acontecimientos marcados por el dolor y la pérdida.

Keira Knightley y James McAvoy: amor, tragedia y química en pantalla
El drama adquiere una dimensión épica con el estallido de la guerra. Robbie, para salir de la cárcel, se ve obligado a unirse al ejército británico. Es en esta etapa del relato donde la película despliega una de las secuencias más impresionantes del cine moderno: una toma continua de más de cinco minutos que retrata la caótica evacuación en la playa de Dunkerque. En ella, la cámara sigue a Robbie mientras atraviesa un infierno en la Tierra, rodeado de soldados heridos, caballos ejecutados, y la desolación absoluta del conflicto bélico.
Lo que hace que esta escena sea tan impactante no es solo su complejidad técnica, sino la forma en que mezcla objetividad documental con una mirada subjetiva que refleja el estado mental de Robbie. El director de fotografía, Seamus McGarvey, confesó en una entrevista que al principio no era partidario del plano secuencia, pero el director Joe Wright lo convenció de que era esencial para capturar la experiencia emocional del personaje en ese momento. El resultado fue una mezcla de precisión técnica y potencia narrativa que ha quedado en la memoria colectiva del cine del siglo XXI.

La producción de esta escena fue titánica: se usó una maqueta de la playa para planear la coreografía exacta de los movimientos de cámara, los extras y los elementos visuales. El operador Peter Robertson, considerado por McGarvey como el verdadero héroe del plano, tuvo que combinar resistencia física y concentración extrema para lograr el recorrido exacto. Solo tuvieron tres oportunidades para filmarla, y fue en el tercer intento, cuando una nube suavizó la luz del día, que capturaron la toma perfecta.
Más allá de este momento cumbre, Atonement fue reconocida por su atmósfera refinada, la intensidad de sus interpretaciones y su impecable diseño de vestuario, incluyendo el icónico vestido verde esmeralda de Knightley. La película recibió siete nominaciones al Óscar, entre ellas Mejor Película, Mejor Fotografía y una destacada nominación para Saoirse Ronan, quien con tan solo 13 años ofreció una de las actuaciones más impactantes del filme.
