El mundo del streaming está lleno de series que se adentran en las entrañas del crimen organizado, explorando las figuras más infames del narcotráfico con una mezcla de drama, acción, y muchos, muchos disparos al aire. Desde La reina del sur que dio la vuelta al mundo, pasando por Narcos: México que nos puso de frente con las redes del poder en nuestro pa+is, pasando por Pablo Escobar: El Patrón del Mal y Griselda con Sofía Vergara, la pantalla chica se ha convertido en el mejor escenario para contar estas historias turbias que nos fascinan y aterran al mismo tiempo.
Pero entre toda esta ola de ficciones dramatizadas, hay una miniserie en Netflix que decidió romper con el molde. Sin diálogos inventados, ni actores imitando acentos norteños, esta es una historia real, contada desde adentro, con una protagonista que no sólo vivió una experiencia de alto voltaje, sino que también quedó atrapada en un torbellino mediático del que apenas se está reponiendo. Hablamos de una figura que pasó de ser actriz de telenovela a protagonista de uno de los encuentros más controversiales del siglo XXI.
Esta serie documental, que sólo tiene tres episodios y es ideal para maratonear en una sola sentada, se llama Cuando conocí al Chapo. Y quien nos guía por este relato es Kate del Castillo, la misma que alguna vez fue Teresa Mendoza y que terminó conociendo en persona al mismísimo Joaquín "El Chapo" Guzmán.
Netflix
Cuando conocí al Chapo: La historia de Kate del Castillo es una producción original de Netflix que narra la versión completa y sin filtro de la actriz mexicana sobre su relación con el narcotraficante más buscado del mundo. Y no es cualquier documental: este trabajo ofrece entrevistas, material inédito y un enfoque íntimo que busca desmentir, explicar y contextualizar cómo fue que una estrella de televisión terminó en las montañas de Sinaloa, sentada frente al capo.
Lo que vemos en los tres episodios de la docuserie es una mujer que fue arrastrada por la fuerza de un relato mucho más grande que ella, enfrentando una presión mediática sin precedentes, amenazas, acusaciones y una batalla legal y personal que la obligó a exiliarse y reconstruirse. Kate no se presenta como víctima ni como heroína, sino como alguien que cometió errores, fue ingenua en ciertos momentos, pero también extremadamente valiente al contar su verdad.
Netflix
La producción evita caer en el sensacionalismo barato. Aquí no se glorifica al narcotráfico ni se dramatiza para crear espectáculo, más bien, se construye una narrativa honesta y reflexiva sobre la relación entre el poder, los medios y la opinión pública. Porque mientras el mundo la señalaba, muy pocos se detuvieron a escuchar su versión. Cuando conocí al Chapo ofrece justo eso: la otra cara de una historia que ya todos creían conocer.