En el vasto catálogo de series asiáticas disponibles en Netflix, Eliminar, producción tailandesa dirigida por Parkpoom Wongpoom, ha logrado sobresalir por una mezcla inquietante de drama, thriller y un leve pero perturbador componente sobrenatural. La premisa parece salida de Black Mirror: un misterioso celular con la capacidad de hacer desaparecer personas con solo tomarles una foto. Pero lejos de ser solo un artefacto de ciencia ficción, este elemento sirve como detonante para explorar la oscuridad moral que puede habitar en quienes aparentan ser inofensivos.
Netflix
Infidelidad, desapariciones y un celular maldito en ‘Eliminar’, la serie asiática que no da respiro
La historia gira en torno a Lilly (Sarika Sartsilpsupa), una curadora de arte atrapada en un matrimonio sin amor, y Aim (Nat Kitcharit), un escritor de televisión casado con una fotógrafa. Ambos mantienen una relación extramarital que se ve empujada al límite cuando Lilly entra en posesión de un celular con poderes inexplicables. En un supermercado, una joven en estado de pánico le pide a Lilly que le tome una foto y desaparece frente a sus ojos. Esa revelación se convierte en una oportunidad peligrosa: ¿y si pudieran usar el dispositivo para eliminar a sus respectivos cónyuges y vivir su amor sin obstáculos?
Wongpoom, reconocido por escribir películas de terror como Shutter y Alone, vuelve a servirse del poder de las imágenes para contar una historia escalofriante, aunque en esta ocasión, las fotografías no revelan verdades ocultas, sino que literalmente borran la existencia. Lo interesante es que, con el paso de los episodios, el elemento sobrenatural se vuelve casi secundario, desplazado por un relato lleno de tensiones familiares, secretos, traiciones y crímenes encubiertos que poco a poco se apoderan del tono de la serie.
Netflix
Eliminar se transforma entonces en un drama intenso con tintes de thriller, donde la verdadera amenaza no es el celular en sí, sino las decisiones egoístas y moralmente cuestionables de sus personajes. La historia se desenvuelve entre flashbacks y giros argumentales que, si bien son efectivos en algunos momentos, pierden impacto por el tratamiento artificial y un ritmo que, tras un arranque poderoso, comienza a debilitarse conforme avanza la trama.
No obstante, lo que hace que esta serie destaque dentro del catálogo de Netflix no es necesariamente su componente fantástico, sino su capacidad para incomodar y sumergir al espectador en un universo ético complejo, donde cada decisión viene acompañada de un costo emocional o incluso mortal. Es esa incomodidad constante la que evita que apartemos la vista de la pantalla, temerosos de perdernos el próximo giro oscuro que nos revelará lo peor de los protagonistas.