Desde Estamos muertos hasta Dulce hogar, pasando por Kingdom, en los últimos años, las producciones surcoreanas han demostrado su capacidad para explorar géneros como el thriller, el terror sobrenatural y el horror psicológico con un nivel de complejidad y tensión. El pueblito, una serie de 2021 disponible en Netflix, es una de esas historias que capturan desde el primer minuto gracias a su atmósfera perturbadora.
Ambientada principalmente en 1999, la serie nos sitúa en una comunidad marcada por una tragedia ocurrida una década antes: un ataque con gas en una estación de tren perpetrado por un joven terrorista. Desde ahí, El pueblito construye un entramado de misterios, desapariciones y grabaciones enigmáticas que parecen arrastrar a los personajes hacia una verdad oculta, casi prohibida. La historia salta constantemente entre tiempos pasados y presentes, exigiendo atención al espectador mientras entrelaza crímenes, secretos familiares y la sombra de una secta.
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‘El pueblito’: Terror psicológico y grabaciones malditas en una serie imperdible de Netflix
El protagonista, Choi Hyung-In (interpretado por Yoo Jae-Myung), es un detective marcado por la culpa y el duelo tras haber perdido a su esposa en el atentado de 10 años atrás. Cuando comienza a investigar un nuevo asesinato y la desaparición de una adolescente, Hyung-In se enfrenta a la posibilidad de que estos casos estén conectados con el mismo terrorismo que cambió su vida. El pasado vuelve, pero no como un recuerdo, sino como un monstruo que se resiste a morir.
Otro eje central es Jo Jung-Hyun (Han Ye-Ri), hermana del terrorista encarcelado y tía de la niña desaparecida. Ella ha cargado durante años con el estigma de su apellido, viviendo entre la culpa heredada y el rechazo de la comunidad. La desaparición de su sobrina la obliga a enfrentarse a viejos fantasmas y a buscar respuestas en los rincones más oscuros de su propia historia. El conflicto emocional y social que atraviesa su personaje es uno de los más desgarradores de toda la serie.
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En paralelo, conocemos al enigmático Jo Kyung-Ho (Um Tae-Goo), el responsable del atentado y actual preso, cuya historia está llena de huecos y decisiones escalofriantemente calculadas. Su regreso a Corea en 1989 tras estudiar en Japón, y su posterior ataque con gas sarín, parecen sacados de un manual sobre cómo construir a un líder sectario. Su figura está constantemente presente, incluso cuando no aparece en pantalla, como una sombra silenciosa que manipula los hilos del horror.
Aunque en sus primeros minutos la serie insinúa elementos sobrenaturales, lo que El pueblito realmente propone es un thriller de crimen psicológico con tintes de horror social. El miedo no proviene de fantasmas ni criaturas, sino del poder destructivo de las ideologías extremas, los secretos familiares y las manipulaciones mentales propias de las sectas. Las grabaciones malditas que aparecen en la trama son apenas la punta del iceberg en una historia que se adentra en las grietas más profundas del alma humana.