A lo largo de la historia del cine, algunos monstruos han perturbado al público por su diseño aterrador, su ferocidad implacable o el simbolismo que representan. Godzilla emergió como una advertencia atómica, Alien se convirtió en una metáfora del horror biológico, King Kong reveló la tensión entre lo salvaje y lo humano, y el propio Pennywise nos enseñó que el miedo puede adoptar cualquier forma. Sin embargo, pocos seres cinematográficos han encarnado con brutalidad y elegancia la figura del cazador supremo como lo ha hecho el Depredador.
Desde su debut en 1987 con el filme de Arnold Schwarzenegger, la criatura conocida como Yautja ha protagonizado una saga con altibajos, pero siempre marcada por su código de honor, su tecnología letal y su deseo de cazar a los más fuertes. La franquicia ha experimentado diversos enfoques: enfrentamientos en la jungla, combates urbanos, duelos en el espacio e incluso crossovers con los xenomorfos de Alien. Pero en 2022, Depredador: La presa, dirigida por Dan Trachtenberg, revitalizó la saga con una mirada fresca y contenida.
La reinvención animada de un monstruo legendario ya está disponible en Disney+
Ahora, ese mismo director regresa con Depredador: Cazador de asesinos, una espectacular cinta animada que ya puedes ver en Disney+ y mezcla épocas históricas, sangre y ciencia ficción como pocas veces se ha visto. Concebida como una antología animada, el filme se estructura en tres segmentos principales, ambientados en distintas épocas y culturas, todos unidos por la presencia del monstruo cazador.
La historia comienza en la helada Escandinavia del siglo IX, donde una reina vikinga llamada Ursa lidera a su hijo y su ejército en una brutal campaña de venganza. Pero el mayor desafío para esta guerrera no será un jefe rival, sino una amenaza extraterrestre que llega desde el cielo con camuflaje óptico, visión térmica y una pulsera con armas letales. El enfrentamiento entre Ursa y el Depredador es una danza sangrienta y estilizada, tan violenta como hermosa en su ejecución.
20th Century Studios
El segundo capítulo nos transporta al Japón feudal, donde los hermanos Kenji y Kiyoshi viven atrapados entre la tradición, la rivalidad fraterna y el peso del honor. Su vínculo es puesto a prueba cuando un nuevo enemigo llega desde el cosmos, obligándolos a unir fuerzas para sobrevivir. Este segmento, casi sin diálogos, destaca por su ritmo poético, su aprovechamiento del entorno arquitectónico del periodo Tokugawa y una coreografía de combate que, aunque animada, se siente tan tensa y letal como cualquier pelea realista.
La tercera historia lleva la acción al Atlántico en plena Segunda Guerra Mundial. Un joven mecánico naval estadounidense, Johnny Torres, sospecha que algo más que los aviones enemigos está causando estragos en el portaaviones donde sirve. Su teoría se confirma cuando una nave alienígena ataca desde los cielos, tripulada por un Depredador con tecnología de rastreo térmico y armas aéreas. En una secuencia vibrante y violenta, Torres se lanza a combatir con un viejo avión en una batalla aérea que recuerda a lo mejor del cine bélico, pero con el añadido letal del cazador interestelar.
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Lo que hace especial a Depredador: Cazador de asesinos es que estas historias no son episodios sueltos. Eventualmente, Ursa, Kenji y Torres convergen, formando una alianza improbable contra enemigos aún más temibles. La animación se permite aquí licencias que el live-action no puede: combates imposibles, mundos alienígenas y criaturas grotescas, todo sin perder la coherencia interna del universo Predator. El guion respeta la mitología Yautja, amplía sus reglas y eleva a sus enemigos humanos a figuras dignas de leyenda.
Lejos de ser un simple aperitivo para Depredador: Tierras salvajes (el próximo filme de la franquicia que contará con Elle Fanning), Cazador de asesinos se sostiene por sí sola como una obra pulida, violenta y autoconsciente. A través de sus viñetas, cuestiona qué significa ser un monstruo y qué nos convierte en cazadores o presas. Sin caer en moralismos, la cinta deja claro que el deseo de cazar y la capacidad de resistir están profundamente entrelazados en la condición humana.
