Netflix continúa posicionándose como una de las plataformas favoritas para los amantes del suspenso, gracias a series como El caso Asunta, Bebé reno, La luz que no puedes ver, ¿Quién es Erin Carter? y La chica de nieve. Todas ellas han sabido conquistar al público con tramas intensas, personajes complejos y una ejecución impecable. La combinación entre misterio, drama y calidad de producción ha llevado a que muchas de estas propuestas se conviertan en conversaciones globales casi instantáneas.
En esa misma línea llega Los sobrevivientes, una miniserie de seis episodios que ha logrado escalar rápidamente en el Top 10 global, consolidándose como un fenómeno internacional. Basada en el bestseller de Jane Harper, esta producción australiana es una joya del misterio y el drama emocional que merece ser descubierta. La serie no solo ofrece una historia inquietante, sino que también aborda con madurez temas como la pérdida, la culpa colectiva y los vínculos familiares rotos.
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‘Los sobrevivientes’: el thriller australiano de Netflix que todos están comentando
Ambientada en Evelyn Bay, un pequeño y pintoresco pueblo costero de Tasmania, la serie sumerge al espectador en una comunidad donde todos se conocen y esconden secretos. A simple vista, el lugar evoca tranquilidad: acantilados imponentes, paisajes naturales y el incesante sonido del mar. Pero bajo esa superficie serena, se oculta un pasado marcado por la tragedia, y un presente a punto de desmoronarse.
La historia sigue a Kieran Elliott (Charlie Vickers) y Mia Chang (Yerin Ha), una pareja que regresa a Evelyn Bay tras años de ausencia. Su objetivo: acompañar al padre enfermo de Kieran y enfrentar las tensiones familiares que aún persisten. Sin embargo, el regreso despierta antiguos fantasmas, especialmente cuando el asesinato de una joven llamada Bronte reabre una herida que el pueblo había intentado enterrar desde hace 15 años. Este crimen revive otra tragedia previa que marcó a la comunidad: la muerte de una persona cercana a Kieran, ocurrida durante una tormenta devastadora.
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Según el creador Tony Ayres, la serie funciona como un "caballo de Troya": detrás del misterio policial, lo que se despliega es un melodrama familiar cargado de emociones contenidas. La lucha de un hijo por el amor de su madre, los silencios que protegen pero también destruyen, y el peso del duelo no resuelto son algunos de los ejes que dan fuerza a la narrativa. El crimen es el punto de partida, pero el viaje emocional de los personajes es lo que realmente cautiva, revelando que a veces lo más difícil no es enfrentar al asesino, sino a los recuerdos.
Con una atmósfera envolvente y un ritmo que sabe cuándo acelerar y cuándo detenerse, la serie logra mantener al espectador en vilo hasta su impactante final. Las actuaciones del elenco, compuesto casi en su totalidad por talentos australianos poco conocidos fuera de ese país, aportan una autenticidad notable. Charlie Vickers ofrece una interpretación contenida y profunda, mientras que Yerin Ha se destaca por la sensibilidad de su personaje. La dirección de fotografía y el diseño sonoro refuerzan la sensación de aislamiento y tensión que impregna cada escena.