Desde que irrumpió en la escena cinematográfica con Perros de reserva y revolucionó el cine de los noventa con Pulp Fiction, Quentin Tarantino se ha convertido en uno de los directores más influyentes y reconocibles del cine contemporáneo. Su estilo posmoderno (repleto de referencias cinéfilas, diálogos afilados, violencia estilizada y estructuras narrativas fragmentadas) ha marcado a toda una generación de espectadores y cineastas con una filmografía que se caracteriza por su capacidad de rendir homenaje a los géneros clásicos del cine estadounidense.
Pero quizá una de las facetas más fascinantes de Tarantino no sea únicamente su obra como director, sino su figura como archivista apasionado, crítico no oficial de cine clásico y divulgador incansable de tesoros escondidos o películas infravaloradas. En entrevistas, libros, conferencias o podcasts, el autor de Bastardos sin gloria y Kill Bill ha demostrado una erudición autodidacta que lo coloca más cerca de un historiador del cine que de un simple admirador.
Armada Productions
El western que enseñó a Tarantino a construir personajes memorables ya está disponible en streaming
Uno de los nombres que siempre regresa en su discurso es el de Howard Hawks, director emblemático del Hollywood clásico, y una de sus películas favoritas que siempre recomienda es Río Bravo. Estrenada en 1959, el filme es un western protagonizado por John Wayne que, en la superficie, ofrece una historia sencilla: un sheriff de un pequeño pueblo debe evitar que un grupo de forajidos libere a un prisionero mientras espera la llegada de refuerzos.
Pero como Tarantino ha señalado en más de una ocasión, la verdadera riqueza de la película está en sus personajes y en el tiempo que pasamos con ellos. Hawks convierte la espera en una oportunidad para desarrollar vínculos, tensiones, camaradería y una galería de personalidades entrañables, entre las que destacan Dean Martin, Ricky Nelson y Angie Dickinson.
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Tarantino ha calificado a Río Bravo como uno de los grandes "hangout movies", es decir, películas donde la historia se construye a partir de convivencias, momentos compartidos y diálogos cotidianos más que de un argumento centrado en la acción. Esa idea de que una película puede basarse en la experiencia emocional de pasar tiempo con los personajes es una de las lecciones más profundas que el cineasta aprendió de Hawks. En una presentación en Cannes en 2007, Tarantino confesó que, de joven, llegó a considerar Río Bravo su película favorita de todos los tiempos, por cómo conectaba con sus personajes como si fueran amigos reales.
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La influencia de Río Bravo y de Hawks se extiende de forma sutil, pero constante, en la obra de Tarantino. En películas como Jackie Brown o Había una vez... en Hollywood, el argumento se diluye a favor del desarrollo íntimo de sus protagonistas. El ritmo pausado, las conversaciones aparentemente intrascendentes, el peso del pasado y el deseo de redención o pertenencia, son elementos que emanan del espíritu hawksiano. Tarantino ha declarado que, al hacer Jackie Brown, buscaba replicar esa sensación de familiaridad que tenía con los personajes de Río Bravo, esa capacidad de volver a ver la película solo para pasar tiempo con ellos.
Si quieres comprobar por ti mismo por qué Río Bravo ha influido tanto en la obra de Tarantino, puedes verla en streaming de México. Está disponible actualmente para alquilar en las plataformas de Apple TV y Amazon Prime Video, y es una oportunidad ideal para redescubrir uno de los westerns más humanos, divertidos y emocionantes del cine clásico, y entender por qué sigue inspirando a los grandes creadores del presente.