Pocas veces una película de ciencia ficción logra combinar acción, drama y una desgarradora intimidad emocional como lo hizo Soy leyenda, dirigida por Francis Lawrence. A pesar de haber recibido críticas mixtas al momento de su estreno, el filme se ha mantenido en la memoria colectiva gracias a su impactante ambientación, su premisa postapocalíptica y, sobre todo, una escena que aún conmueve a miles de espectadores: la muerte de Sam, el fiel perro de Robert Neville.
Adaptada libremente de la novela de Richard Matheson, Soy leyenda nos transporta a un Nueva York desolado, donde el doctor Neville, interpretado por Will Smith, cree ser el último ser humano no infectado tras la propagación de un virus letal. Su rutina diaria, sus experimentos para encontrar una cura y su vínculo con Sam, su única compañía, construyen una atmósfera de soledad absoluta que se intensifica cuando su inseparable compañera canina muere, infectada por las criaturas nocturnas. Ese momento no solo parte el corazón, sino que marca un antes y un después en la historia del personaje.

‘Soy leyenda’: El drama apocalíptico de Will Smith que sigue conmoviendo al mundo
Aunque la película ha sido criticada por el uso excesivo de CGI y un tercer acto poco sólido, su primera hora es una obra casi silenciosa que retrata con fuerza la desolación y el aislamiento de su protagonista. Neville habla con maniquíes, caza por comida y sigue transmitiendo mensajes de auxilio, aferrado a la esperanza de no estar realmente solo. Pero esa esperanza se desploma con la pérdida de Sam, en una de las muertes más tristes del cine moderno, no por lo gráfico de la escena, sino por lo que representa: la pérdida definitiva del vínculo afectivo.
El impacto emocional de ese episodio caló tan hondo que se convirtió en el símbolo del filme, por encima incluso de sus zombis nocturnos o sus secuencias de acción. La soledad de Neville se vuelve insoportable, al punto de empujarlo al borde de la locura. Su súplica a un maniquí en la tienda de discos (“por favor, dime algo”) es tan desgarradora como cualquier enfrentamiento físico con los infectados. El también actor de Hombres de negro y En busca de la felicidad, en una de sus interpretaciones más humanas y contenidas, transmite con brillantez la fragilidad emocional de su personaje.

Con el paso del tiempo, la película no solo ha ganado más adeptos, sino que ha sido reinterpretada a la luz de eventos recientes, como la pandemia mundial. Muchos espectadores redescubrieron en Soy leyenda una meditación profunda sobre el aislamiento, la esperanza y el miedo al otro. De hecho, su final original fue cuestionado por el propio equipo creativo, y se optó por desarrollar una secuela a partir del final alternativo, donde el protagonista sobrevive y redescubre la humanidad en los seres que antes consideraba monstruos.
Este cambio de enfoque abre nuevas posibilidades narrativas para Soy Leyenda 2, actualmente en desarrollo, con Michael B. Jordan en el reparto y Will Smith retomando su papel gracias a esa reinterpretación de los hechos. Al basarse en la conclusión alternativa más fiel al espíritu de Matheson, la franquicia promete explorar un mundo donde el virus no destruyó totalmente a la humanidad, sino que dio paso a una nueva forma de comunidad que desafía las nociones tradicionales de monstruo y héroe.
