Hoy es una leyenda del cine, pero hubo un momento en que Clint Eastwood estuvo a punto de abandonar su carrera actoral antes siquiera de despegar. En sus primeros años en Hollywood, tras su servicio en la Guerra de Corea, Eastwood se topó con una película que no solo lo decepcionó, sino que casi lo empujó a cambiar de rumbo para siempre. El título de aquel western que casi acaba con su futuro es Ambush at Cimarron Pass.
Filmada en apenas ocho días y dirigida por el montajista Jodie Copelan, Ambush at Cimarron Pass se estrenó en 1958 con críticas negativas tanto del público como de la prensa. Para entonces, Eastwood tenía solo un pequeño papel como el exsoldado confederado Keith Williams, un joven amargado por la guerra y lleno de resentimiento. La cinta prometía acción en territorio apache tras la Guerra Civil, pero ni la trama ni los personajes lograron despegar.
Regal Films
‘Ambush at Cimarron Pass’, el western que casi arruina la carrera de Clint Eastwood antes de que comenzara
La experiencia fue tan frustrante para Eastwood que, décadas después, la recordaría con dureza. Transcrito por The Hollywood Reporter en 2015, el veterano director de Los imperdonables y Gran Torino declaró ante un público reunido en la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Loyola Marymount que: “Vi esa película y pensé: estoy acabado. Tengo que volver a la escuela. Necesito buscar otro trabajo”. Aquel western, con un guion pobre, sin desarrollo emocional y sin vínculos sólidos entre personajes, lo hizo dudar de su lugar en la industria. No obstante, sería precisamente ese fracaso lo que abriría una inesperada puerta.
A pesar del descontento general, el papel en Ambush at Cimarron Pass fue suficiente para que Eastwood llamara la atención y fuera elegido para Rawhide, la serie de vaqueros que lo convertiría en un rostro familiar para los televidentes estadounidenses entre 1959 y 1965. Allí interpretó a Rowdy Yates, un joven impulsivo y alegre que contrastaba totalmente con el sombrío Williams. Aunque no le gustaba su personaje y el trabajo era extenuante, la exposición que le dio la serie resultó clave.
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Gracias a Rawhide, Eastwood fue recomendado para el papel que cambiaría su vida: el Hombre sin Nombre en Por un puñado de dólares, dirigida por Sergio Leone. La película, grabada con bajo presupuesto en España, no llegó a Estados Unidos hasta 1967, pero en Europa ya había causado revuelo. Poco a poco, el público estadounidense la adoptó como una obra icónica, y con ella nació el fenómeno del spaghetti western.
Lo que comenzó como una simple oportunidad se convirtió en una trilogía inolvidable y el inicio de una nueva era en el cine western. A partir de ahí, Eastwood siguió creciendo como actor y director, dejando huella con personajes como Harry el Sucio. Además, se consolidó como cineasta multipremiado con títulos como Los puentes de Madison, Golpes del destino y Río Místico.
