A medida que El juego del calamar llega a su impactante final tras tres intensas temporadas, las comparaciones con la realidad no han hecho más que multiplicarse. Su creador, Hwang Dong-hyuk, ha revelado en una reciente entrevista que, aunque los personajes no están basados directamente en personas reales, algunos de los villanos más enigmáticos de la serie le recuerdan inevitablemente a figuras del mundo actual.
En particular, Dong-hyuk mencionó que los VIPs enmascarados (los millonarios que observan los juegos y apuestan por la vida de los participantes como si se tratara de caballos de carreras) tienen similitudes con Elon Musk. “Después de escribir la tercera temporada, por supuesto que pensé: ‘Algunos de los VIPs sí se parecen a Elon Musk’”, confesó en conversación con Time. La referencia no es casual: Musk es actualmente la persona más rica del mundo, con una fortuna que ronda los 412 mil millones de dólares.
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Elon Musk y los VIPs de ‘El juego del calamar’: la comparación que hizo su creador tras el final de la serie
Los VIPs fueron presentados en las primeras temporadas como espectadores grotescamente ricos y despiadados, pero en la tercera temporada su papel se vuelve más activo y perturbador. “Se quitan las máscaras y entran al juego para matar con sus propias manos”, explicó Dong-hyuk, haciendo énfasis en el nivel de deshumanización y poder absoluto que encarnan estos personajes.
Para el guionista surcoreano, la ficción ha dejado de ser solo metáfora: “Antes, quienes controlaban el sistema y mantenían el poder permanecían ocultos tras el telón, como en una gran conspiración invisible. Pero eso ya no sucede, especialmente en Estados Unidos”. Dong-hyuk sostiene que ahora las figuras más poderosas no solo no se esconden, sino que muestran con orgullo su dominio sobre las estructuras sociales y económicas.
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A esto se suma el creciente protagonismo de los dueños de grandes empresas tecnológicas, quienes, según el creador, no solo intervienen en la política y los mercados, sino que lo hacen con total transparencia, como si fuese parte del espectáculo. “Se quitan las máscaras casi como para declarar: ‘Somos nosotros los que controlamos todo’”, añade Dong-hyuk, en una reflexión que resuena inquietantemente con la cultura contemporánea del poder.
La tercera y última temporada de El juego del calamar, disponible en Netflix, ahonda en esta idea con crudeza, al mostrar que la deshumanización y la violencia no solo son toleradas por las élites, sino ejercidas directamente por ellas. En un mundo donde las fortunas personales superan el PIB de varios países, la serie se convierte en una crítica despiadada al cinismo de las clases dominantes.