Para ser honestos, Titanic no es una simple película, sino que es toda una leyenda del séptimo arte. Estrenada en 1997 bajo la dirección de James Cameron, el mismo que había hecho Terminator un par de años atrás, la cinta se convirtió en un fenómeno cultural que ha marcado a numerosas generaciones. Todos recuerdan a Leonardo DiCaprio gritando que era "el rey del mundo", la desgarradora historia de amor con Kate Winslet, y el inevitable hundimiento del barco más famoso de la historia. Y a todo esto hay que sumarle una banda sonora inolvidable gracias, Céline Dion, 11 premios Oscar y más de dos mil millones de dólares en taquilla.
Durante años, Titanic ha sido sinónimo de lo que significa cine épico. Su combinación de romance, tragedia, efectos especiales espectaculares y un guion que te hacía el corazón chiquito, hicieron que millones de espectadores por todo el mundo no pudieran evitar derramar una que otra lágrima en las salas de cine. A la fecha, la cinta de Cameron sigue ocupando un lugar en el top de películas más exitosas de la historia.
Sin embargo, detrás del enorme éxito mundial también hay un "pero", con una historia menos emocionante y legendaria. Así como Titanic brilló, también fue víctima de su propio éxito, y no por de James Cameron ni por alguna polémica entre Leo y Kate. La razón es mucho más absurda, y de alguna manera, más divertida. La realidad es que el increíble éxito de Titanic inspiró una de las peores películas jamás creadas, una cinta tan mala que se volvió un fenómeno por las razones equivocadas.
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Tras ver cómo Titanic rompía todos los récords posibles, varios estudios se subieron al barco intentando replicar su fórmula, pero hubo una producción que cruzó la línea: una película animada estrenada en el año 2000, titulada Titanic: La leyenda continúa. Desafortunadamente, existe un Titanic animado, con personajes que cantan, ratones que hablan, y un villano que parece sacado de una caricatura de los noventa.
La cinta se centró en una joven que viajaba con su madrastra y otras dos hermanas, quienes siempre la tratan como a una sirvienta, algo muy parecido a La Cenicienta. A bordo del Titanic, la joven espera encontrar el amor en Estados Unidos, pero su destino la lleva con un pasajero de primera clase. Lo que no saben es que su tiempo en el barco y su romance está contado. Junto a ellas, también viajan numerosos animales que tienen toda la vibra de de Disney.
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Este extraño proyecto fue dirigido por Camillo Teti y producido en Italia, y aunque por obvias razones no tuvo el mismo impacto que Titanic, con el tiempo se volvió un clásico del cine por lo malo que es. Titanic, la historia continúa siempre se encuentra en esos rankings de "películas que son tan malas que debes verlas al menos una vez". Por supuesto, no obtuvo decenas de premios ni recaudó millones, pero sí ganó fama como una de las peores adaptaciones jamás hechas.
