Desde El jinete sin cabeza hasta Merlina, pasando por El cadáver de la novia y Sweeney Todd, el cineasta Tim Burton ha abordado temas como la muerte, la exclusión, la nostalgia y la identidad, siempre desde una mirada profundamente personal. Su capacidad para combinar el horror con el humor, lo grotesco con lo melancólico, le ha ganado una legión de seguidores y ha hecho que su obra trascienda géneros. Sin embargo, en sus inicios, este enfoque no era bien visto por todos, y menos aún por un estudio tan tradicional como Disney.
La película de Tim Burton que Disney rechazó y que años después cautivó al público
A principios de los años ochenta, Burton fue contratado por Walt Disney Studios tras el éxito de su cortometraje Stalk of the Celery Monster. Trabajó en proyectos como The Fox and the Hound y produjo varios cortos, entre ellos Vincent y Hansel and Gretel. Sin embargo, fue su cortometraje Frankenweenie, una reinterpretación en clave infantil del mito de Frankenstein, lo que marcó su salida del estudio. Considerado “demasiado oscuro” para el público familiar de Disney, el filme le costó el empleo.
Aunque la ruptura fue descrita por el propio Burton como una “salida amistosa”, la realidad es que Disney no supo qué hacer con su estilo gótico y excéntrico, justo cuando enfrentaban críticas por producciones sombrías como El caldero mágico. La visión creativa de Burton chocaba frontalmente con los valores conservadores del estudio en ese momento. Lo que parecía el fin de una relación, fue en realidad el inicio de un camino lleno de éxitos para el director.
Walt Disney Pictures
Burton demostró su valía fuera de Disney con películas como Beetlejuice, Batman y El joven manos de tijera, consolidándose como uno de los directores más originales de su generación. Eventualmente, el estudio que lo había despedido reconoció su error. Primero colaboraron de nuevo con él en El extraño mundo de Jack, y décadas después, en un giro irónico del destino, Disney produjo Frankenweenie como largometraje en 2012, dirigido por el propio Burton.
Esta versión expandió el cortometraje original en una historia de 87 minutos animada en stop-motion, técnica con la que Burton se siente especialmente cómodo. Esta nueva adaptación no solo le permitió desarrollar más a los personajes y su universo, sino que también respetó elementos clave como el uso del blanco y negro, que el director consideraba esencial para preservar la esencia emocional de la historia.
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Inspirada en sus propias experiencias infantiles con sus mascotas, Frankenweenie (disponible en Disney+) combina ciencia ficción, ternura y terror clásico. Victor, el joven protagonista, revive a su perro Sparky tras perderlo trágicamente, lo que da pie a una aventura conmovedora con ecos del Frankenstein de Mary Shelley y homenajes a las películas de monstruos de antaño. Esta versión del filme no solo mostró lo que Burton era capaz de hacer con libertad creativa, sino que también fue una carta de amor al cine que lo formó.
Con un elenco de voces destacado (incluyendo a Winona Ryder, Martin Short y Catherine O'Hara) y una dirección impecable, Frankenweenie fue la reivindicación definitiva de Burton ante Disney. Casi treinta años después de haberlo despedido por esa misma historia, el estudio terminó abrazando su estilo y visión. Fue, sin duda, la película con la que Tim Burton les demostró que se habían equivocado al dejarlo ir.