En el año 2004, Million Dollar Baby se convirtió en una de las obras más aclamadas del siglo XXI. Dirigida y protagonizada por Clint Eastwood, la película cosechó elogios de la crítica, arrasó en los premios Oscar y se consolidó como un clásico contemporáneo del drama deportivo. Pero detrás de ese éxito, hubo años de incertidumbre, rechazo y puertas cerradas, especialmente para una figura que hoy pocos asocian con este título: Sandra Bullock.
La actriz de Speed: Máxima velocidad y Miss Simpatía luchó durante años para sacar adelante la adaptación del guion de Million Dollar Baby, convencida del potencial de la historia. Su visión era clara y su compromiso con el proyecto, total. Sin embargo, Bullock se enfrentó a un muro constante: ningún estudio estaba interesado en financiar una película de boxeo protagonizada por una mujer. A pesar del precedente favorable de Girlfight, dirigida por Karyn Kusama, el escepticismo de la industria seguía siendo abrumador.
El proyecto que Sandra Bullock soñó y Hollywood menospreció
La negativa sistemática que recibió Bullock no solo fue frustrante, sino también reveladora del sexismo institucionalizado en Hollywood. A ojos de los ejecutivos, una mujer boxeadora no resultaba atractiva ni para las audiencias ni para la taquilla. Y aunque Million Dollar Baby estaba basada en una novela de F.X. Toole con una trama emocionalmente potente, ese detalle no parecía importar. La actriz de Gravity y Un sueño posible, tras años de intentarlo sin éxito, tuvo que dar un paso al costado. Entonces, apareció Clint Eastwood.
Warner Bros.
Eastwood, con una carrera sólida como actor y director, se interesó por el guion y decidió apostar por él, aún cuando Warner Bros, su estudio de cabecera, no creía en el proyecto. Alan Horn, entonces presidente del estudio, confesó que simplemente no lo entendía. “¿Las mujeres querrán ver a una mujer pelear?”, se preguntó. El director de Los imperdonables y Los puentes de Madison no se rindió. Llevó el proyecto de un lado a otro hasta que Lakeshore Entertainment aceptó cubrir la mitad del presupuesto. Warner Bros puso el resto, no sin intentar modificar el guion, algo que Eastwood se negó a hacer.
Warner Bros.
En palabras del propio Horn, el guion era demasiado oscuro: “¿Tiene que morir al final? ¿Tiene que morderse la lengua? ¿Tiene que perder la pelea?”. La respuesta de Eastwood fue un rotundo sí. Él entendía que el peso de la historia radicaba justamente en su crudeza y su desenlace trágico. Lo que parecía un obstáculo para otros, era el corazón de la narrativa para el veterano cineasta.
Paradójicamente, Bullock fue quien primero creyó en el filme, pero fue Eastwood quien logró materializarlo, protagonizando además uno de los papeles más conmovedores de su carrera junto a Hilary Swank y Morgan Freeman. El resultado fue un triunfo rotundo: la película ganó los Oscar a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz y Mejor Actor de Reparto; multiplicó por siete su inversión inicial en taquilla; y ahora la puedes ver en Prime Video y Netflix.