Cuando hablamos de series policiacas, hay nombres que saltan automáticamente a la mente. CSI con sus mil versiones, Bones con ese dúo tan peculiar, El mentalista que siempre parecía tener un truco bajo la manga, y La ley y el orden, que lleva décadas mostrándonos cómo se resuelven los crímenes más oscuros que ya forma parte de nuestras vidas. Estas producciones nos han acostumbrado a sumergirnos en casos turbios, interrogatorios intensos y revelaciones de último minuto que nos dejan con la boca abierta.
Pero siendo honestos, no todos tienen el tiempo ni la paciencia para clavarse en series de veinte temporadas, a pesar de que la trama esté más que interesante. A veces, los espectadores quieren algo más breve, que les atrape desde el primer episodio, los tenga al filo del asiento con un buen misterio y, lo mejor de todo, que puedan maratonear en un solo fin de semana.
Para todos los fanáticos del suspenso, los enigmas sin resolver y esas historias que se van armando como un rompecabezas, en Netflix hay una joya escondida y sólo tiene seis episodios: La chica de nieve. Esta miniserie de origen español ha sorprendido a miles con su historia tensa, su atmósfera inquietante y sus personajes llenos de secretos. Basada en el libro homónimo de Javier Castillo, La chica de la nieve se ganó su lugar en el catálogo gracias a un caso que, desde el primer minuto, te va a hacer cuestionarte todo.
Netflix
La historia se desarrolla en Málaga, durante el desfile de Reyes Magos, con la familia Martín siendo azotada por la tragedia. La pesadilla comienza cuando, en medio de la multitud, Amaya, su hija de tan solo cinco años, desaparece sin dejar rastro. A partir del extravío de la pequeña se desata una investigación por parte de la policía, la cual la liderará la inspectora Millán.
Sin embargo, la detective no será única quien estará buscando a Amaya, ya que Miren, una periodista que se encuentra realizando sus prácticas, se dispone a dar con la niña sin importar lo imposible que parezca. Así comienza una terrible carrera por la verdad donde la vida de una menor está en juego. Miren, con la ayuda de su colega Eduardo, seguirá pistas como el descubrimiento de mechones de cabello en la ropa abandonada de Amaya o el VHS que misteriosamente le llega a los padres. Mientras Miren se adentra más en la investigación, más se va desmoronando emocionalmente.
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Uno de los grandes aciertos de La chica de nieve es cómo mezcla el drama emocional con el thriller. No sólo vemos el desarrollo del caso policial, sino también cómo afecta a cada persona involucrada. Otro punto fuerte es la ambientación: la serie logra transmitir una sensación constante de incomodidad, como si algo no terminara de encajar.
Y lo mejor es que, al tratarse de una miniserie, no hay relleno: todo lo que ves importa, cada detalle cuenta, y el cierre te va a dejar reflexionando. Así que si en estos días te quieres perder en una buena historia de misterio sin necesidad de invertir medio año de tu vida, dale una oportunidad a La chica de la nieve.