Antes de ‘Annabelle’, el director de ‘El Conjuro’ sembró pesadillas con un espeluznante muñeco en esta aterradora película
Luis Fernando Galván
Interesado en las religiones del mundo y especialista en arte sacro medieval, mis géneros favoritos son las épicas de fantasía al estilo 'El señor de los anillos', 'Valhalla Rising' y 'El caballero verde', así como el terror religioso de 'El exorcista', 'Saint Maud' y '30 monedas'.

James Wan pasó del gore de ‘Saw’ al terror sobrenatural con ‘El conjuro’, pero en medio de ese recorrido se encuentra una peculiar película sobre un muñeco maldito que explora pesadillas con objetos poseídos y atmósferas inquietantes.

James Wan se ha consolidado como uno de los referentes del terror contemporáneo en Hollywood. Desde su irrupción con Saw: Juego macabro en 2004, una película que combinó el gore con un ingenioso juego psicológico, el director intentó darle un nuevo aire al género con propuestas donde el sufrimiento físico, la tensión narrativa y los giros de guion resultaban determinantes. Aquella obra, que abrió paso a una saga de culto, demostró que Wan era capaz de crear atmósferas sórdidas y perturbadoras, siempre acompañadas de un sello muy personal.

Años más tarde, Wan presentó El conjuro, un filme que dio origen a la franquicia de terror más taquillera de todos los tiempos. Allí refinó su estilo, apostando por un terror sobrenatural centrado en objetos malditos y en presencias demoníacas. Aunque la más reciente entrega de esta saga. El conjuro 4: Últimos ritos, no lleva su firma en la dirección, la influencia de Wan sigue siendo inconfundible: sustos efectivos, narrativas enraizadas en lo oculto y personajes que enfrentan fuerzas que superan cualquier explicación racional.

El títere
El títere
Fecha de estreno 23 de noviembre de 2007 | 1h 31min
Dirigida por James Wan
Con Ryan Kwanten, Donnie Wahlberg, Bob Gunton
Medios
2,1
Usuarios
3,0

Antes de ‘Annabelle’ y ‘El conjuro’: la aterradora película de James Wan con un muñeco maldito

Sin embargo, entre Saw y El conjuro, James Wan experimentó con diferentes propuestas. Una de ellas fue El títere, película que con el tiempo ha ganado un lugar de culto. En ella, Wan dejó atrás los excesos del gore para explorar un terror atmosférico, más cercano al relato gótico y al mito de los objetos poseídos. La película nació de la colaboración con su socio creativo Leigh Whannell, quien escribió el guion, y hoy resulta fascinante revisitarla a la luz de todo lo que ambos construyeron después en el género.

La historia sigue a Jamie Ashen, interpretado por Ryan Kwanten, un hombre que regresa a su pueblo natal tras la espeluznante muerte de su esposa, ocurrida la misma noche en que recibe un misterioso muñeco de ventrílocuo. Su investigación lo llevará a descubrir la leyenda de Mary Shaw, una ventrílocua obsesionada con sus muñecos, cuya maldición parece extenderse de generación en generación. Con este punto de partida, Wan se adentra en un relato de atmósfera opresiva, donde el silencio es tan aterrador como los gritos.

Twisted Pictures

‘El títere’: la película olvidada de James Wan que sembró pesadillas

Uno de los grandes aciertos de la película es el diseño del muñeco Billy, cuya apariencia recuerda inevitablemente al icónico Jigsaw de Saw. El rostro blanco, la mandíbula rígida y los inquietantes ojos azules refuerzan la sensación de amenaza constante. No es casualidad que Wan se haya obsesionado con muñecos y objetos malditos a lo largo de su carrera: lo que aquí ensayó con Billy, más tarde lo perfeccionaría con Annabelle, elemento central del universo de El conjuro que terminó convirtiéndose en un fenómeno cultural.

En El títere también aparecen elementos estilísticos que luego serían característicos de Wan: el uso del sonido como herramienta narrativa, los silencios prolongados que preceden a los sustos, y la irrupción repentina de figuras espectrales que emergen de las sombras. Incluso el personaje del detective interpretado por Donnie Wahlberg conecta con la línea de policías desconfiados y obsesivos que Wan ya había desarrollado en Saw. Todo ello contribuye a darle al filme una identidad propia, aunque en su momento fuera incomprendida.

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