Mi relación con Canadá se remonta décadas atrás, cuando mi padre me contaba su gusto por la cultura y la calidez de sus habitantes, después con los años, hice algunos viajes a distintas regiones del mismo, pero solo unos cuantos fueron como periodista. Esto me llevó a cubrir el Festival Internacional de Cine de Toronto y ahora, por tercer año consecutivo, me encuentro con celebridades de todo el mundo, pero pocas como aquella a la que retrate anoche.
Era mi segundo día de cobertura y entre mis responsabilidades diarias como editor en jefe de Sensacine Latam, debía mantener comunicación constante con mi equipo de redactores y terminar de revisar los temas que serían publicados el fin de semana. Además de grabarme para un clip especial que publicamos en nuestras redes sociales sobre mi preparación como fotógrafo previo a una red carpet con la popular estrella Sydney Sweeney.
Sí, cada vez que visito Toronto por trabajo mi cabeza se divida en al menos una docena de partes, cada una tratando e intentando razonar de forma diferente. Por supuesto que no siempre lo logro.
Y fue así como el festival aprobó mi solicitud de cobertura para la premiere de The Lost Bus, película inspirada en el libro de Lizzie Johnson, mismo que retrató una de las tragedias más grandes relacionadas a incendios forestales en la historia de California; mismo que en 2018 se cobró 85 vidas.
El tema sigue siendo relevante, pues actualmente la población californiana sigue sufriendo estragos año con año relacionados a la sequía. Además el elenco de esta producción llamó mi atención, pues a pesar de mis varios años trabajando en esta profesión, y que le logrado retratar a decenas de estrellas de Hollywood y ganadores del Oscar, pocos se comparan con Matthew McConaughey.
Crecí viendo sus películas, mucho antes de convertirse en un actor serio, sí todas esas producciones como Soltero en casa, Los fantasmas de mis ex o Cómo perder a un hombre en 10 días. Desde ese entonces era uno de mis actores de comedia ligera favoritos, pero después cuando hizo películas como El lobo de Wall Street, Dallas Buyers Club e Interestelar, super que era un sujeto inusual y una de las grandes estrellas del mundo.
Uriel Linares / Sensacine Latam
Con todo este contexto, por supuesto moría de ganas de estar, finalmente, frente a uno de mis actores favoritos, pero esta vez tomando toda la experiencia que he obtenido entre logros y fracasos como fotoperiodista. Así me pararía frente a McConaughey.
Me citaron a las 7:50 p. m. en el Teatro Princesa de Gales, uno de los recintos más icónicos de Toronto y del festival, además de ubicarse sobre King Street, una de las calles principales de la ciudad.
Uriel Linares / Sensacine Latam
Una vez que llegué, fotógrafos de gran parte del mundo ya se encontraban aguardando. Se sentía una vibra peculiar, no tensa, pero sí de expectativa, pues además de la presencia de Matthew McConaughey, también estaba confirmado que America Ferrera, Jamie Lee Curtis y el director de la cinta, Paul Greengras, harían acto de presencia y conformarían una de las alfombras rojas más importantes de esta edición.
Fue así como, después de una hora de espera, King Street fue cerrada por completo, los curiosos transeúntes se quedaban viendo atrás de las rejas de seguridad que pone el festival para contener a cientos de personas. Un grupo de guardaespaldas de al menos 1.90 metros de altura recorría el área resguardada.
Uriel Linares / Sensacine Latam
Y de a poco fueron llegando los invitados en enormes camionetas negras. La primera en llegar fue Curtis con su desbordante carisma que la llevó a saludar a gran parte de los fans. Más tarde llegó el director con una sonrisa contagiosa, pero fue hasta que America Ferrera se presenté cuando el público realmente explotó de emoción, frutos, celulares y objetos de colección con su rostro salieron a la luz. Por supuesto, su larga trayectoria y nominación al Oscar le valían, mínimo, este recibimiento.
Los minutos pasaban y nada de Matthew hasta que… una de las tantas camionetas se paró a 10 metros de mí, un guardaespaldas salió del vehículo, dio instrucciones a la seguridad que yacía en King Street y dos minutos después, ahí estaba: aquel actor que me hacía reir con algunas comedias bobas y que transformó su cuerpo para darnos una de las actuaciones dramáticas más recordadas de la última década. Sí, el señor Matthew McConaughey había aparecido acompañado de su esposa, hijo y madre, toda una familia de estrellas.
Fue así como el público por fín recibía su recompensa y claro, los decibeles aumentaron a causa de un estruendo de gritos eufóricos. Todos querían una foto con McConaughey, y podía entenderlo, pero yo quería tomarle una foto, mi misión era otra, era completar un ciclo que comenzó hace años desde mi casa.
Uriel Linares / Sensacine Latam
Cuando llegó su turno de posar ante fotógrafos de todo el mundo, ahí estaba con sus poses ensayadas sin ser arrogante, un fino traje y el carisma que tanto le caracteriza. En cuestión de minutos llegó el momento, se posó frente a mí, directamente grité su nombre, comencé a grabar un video para registrar el momento e inmediatamente tome una de las cámaras que llevaba colgando desde hacía horas en mis hombros.
Acomodé mis manos y presionó el botón del disparador de la cámara: todo el mecanismo se accionó con los valores que ya había ajustado, el flash externo se activó y así, comenzó mi ráfaga de fotografías, todas dirigidas a Matthew McConaughey.
Estuvo alrededor de 10 minutos recorriendo toda la alfombra roja, más de lo esperado, pero me queda claro su colmillo para promocionar una película y su dominio de los reflectores. Así es una estrella de Hollywood dando una actuación de brillantes y profesionalismo en este negocio.
Y este es sólo el inicio, pues aún estoy esperando que el festival me confirme otras alfombras rojas con estrellas que, al igual que Matthew McConaughey, crecí viendo en películas y jamás habría pensado que estaría a un metro de todas ellas para retratarlas con mis lentes.