El cine en salas atraviesa una crisis que parece no detenerse. Durante el primer trimestre de 2025, la taquilla global arrojó resultados poco alentadores: incluso estrenos que se esperaban arrolladores, como el nuevo Superman de James Gunn o la apuesta de Marvel con sus tres películas del año (Capitán América: Un nuevo mundo, Thunderbolts y Los 4 Fantásticos: Primeros pasos), apenas lograron cifras cercanas a los 600 millones de dólares, muy lejos de los récords previos a 2019.
La caída en taquilla: los grandes estrenos ya no alcanzan las cifras de antaño
El panorama empeora si se suman las experiencias negativas que muchos espectadores asocian hoy con las salas: precios elevados en la dulcería, salas descuidadas, público distraído con sus teléfonos o funciones precedidas por comerciales que se extienden hasta media hora. A esto se agrega un factor cada vez más determinante: la comodidad de esperar solo unos meses para ver los mismos estrenos en streaming desde casa, sin filas, sin traslados ni la necesidad de vivir desagradables experiencias con espectadores irrespetuosos.
Ante esta situación, Stephen King, uno de los autores más influyentes de la literatura contemporánea, ha compartido una teoría particular sobre por qué las plataformas siguen ganando terreno frente al cine tradicional. Según el escritor, la verdadera ventaja de ver películas en casa no es únicamente la conveniencia, sino la posibilidad de activar subtítulos.
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¿Por qué preferimos ver películas en casa? Stephen King tiene esta teoría
King sostiene que las nuevas generaciones de actores tienden a susurrar y a modular de forma poco clara, lo que complica la comprensión de los diálogos en la pantalla grande. En casa, con un simple clic, los espectadores resuelven el problema gracias a los subtítulos, algo que resulta imposible en una sala de cine. Para muchos, esta herramienta se ha convertido en indispensable.
Estudios recientes refuerzan esta percepción: cerca de la mitad de quienes consumen películas en casa lo hacen con subtítulos activados. Si bien parte del problema radica en la mezcla de sonido (donde la música y los efectos suelen opacar las voces), el escritor de It y La vida de Chuck apunta directamente a un estilo de actuación más naturalista y contenido, en el que la proyección y la claridad quedan en segundo plano.
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El también autor de El resplandor y Cementerio de mascotas recuerda que, a diferencia de los intérpretes formados en teatro, muchos actores actuales carecen de la costumbre de proyectar la voz o enfatizar la dicción. Este estilo busca mayor realismo e inmediatez, pero, según King, termina por dificultar la experiencia del espectador. En un comentario reciente, publicado en sus redes sociales, escribió: “La ventaja de ver películas en streaming es que puedes activarle subtítulos. Los actores jóvenes, en particular, no parecen entender qué significa proyectar la voz”.
El planteamiento abre un debate interesante: ¿volverían las audiencias masivamente a las salas si el sonido estuviera mejor equilibrado y los actores apostaran por la claridad antes que por la naturalidad? Aunque la respuesta no es sencilla, la reflexión de Stephen King pone sobre la mesa un problema que va más allá de los precios o la comodidad: la forma en que escuchamos y entendemos el cine hoy en día.