Quentin Tarantino nunca se ha guardado sus opiniones sobre cine. El director de Pulp Fiction y Érase una vez en Hollywood... suele lanzar comentarios que dividen, sorprenden o, en ocasiones, se vuelven titulares inmediatos. Y cuando alguien con la trayectoria del cineasta detrás de Bastardos sin gloria dice que una película es "una de las mejores jamás hechas", automáticamente sube de nivel en la lista de pendientes de cualquier cinéfilo
En este caso, la sorpresa es doble. Primero, porque la cinta en cuestión no suele aparecer en los tops de críticos ni en las listas de "clásicos obligatorios". Y segundo, porque tiene como protagonista a Kevin Costner, en un papel que muchos ni siquiera recuerdan. Tarantino la describió como el equivalente a tener a un Stanley Kubrick en los años 80, solo que nadie lo notó en su momento.
La joya olvidada de Kevin Reynolds
La película se llama Fandango y, aunque muchos no lo sepan, fue uno de los primeros papeles importantes de Costner en el cine. Tarantino la considera no solo una joya escondida, sino una muestra del gran talento de su director, Kevin Reynolds, a quien comparó directamente con Kubrick por su manera de contar historias.
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La cinta llegó a las salas en 1985, en plena era de las comedias juveniles, cuando Hollywood estaba plagado de cintas sobre amistades, aventuras y romances. Sin embargo, esta película apostó por un tono distinto: más melancólico, más humano y con un aire poético que la separaba de la competencia.
La trama sigue a un grupo de amigos universitarios en Texas que deciden emprender un viaje por carretera para despedirse de su juventud. En ese trayecto lleno de risas, discusiones y momentos inesperados, cada uno enfrenta sus propios miedos y dudas sobre el futuro. Kevin Costner, todavía lejos de la fama que alcanzaría después con Los intocables o Danza con lobos, da vida a uno de esos jóvenes que terminó marcando el inicio de vida en Hollywood.
Tarantino y su entusiasmo
Tarantino, quien es un cinéfilo voraz, no se cansa de decir todas esas películas que muchos consideran olvidables. Para él, Fandango está en la cima de lo que los años 80 produjeron en cine estadounidense. Fue en una charla donde el director explicó que Reynolds logró lo que muy pocos: transformar una comedia juvenil en una obra profunda, con un ritmo impecable y momentos visuales que parecen sacados de un director mucho más experimentado.
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Por eso Kubrick no dudó en decir que Reynolds fue "el Stanley Kubrick de su década". La comparación no significa que ambos tengan el mismo estilo, sino que Tarantino percibe en Fandango esa misma ambición artística, ese deseo de ir más allá de una simple historia para convertirla en una experiencia emocional y visual que permanece con el espectador mucho después de los créditos.
