Hablar de Dragon Ball es hablar de una de las franquicias más queridas en todo el mundo. Desde los primeros pasos de Goku en la búsqueda de las Esferas del Dragón, hasta las batallas descomunales de Dragon Ball Z y los regresos más recientes en Dragon Ball Super o el próximo Dragon Ball Daima, la creación de Akira Toriyama ha sido parte de la infancia y adolescencia de millones.
Cada saga nos regaló combates legendarios, villanos inolvidables y transformaciones que hicieron historia. Pero, como en toda historia larga, también hubo decisiones que no terminaron de convencer a todos. Y no hablamos de pequeños detalles o inconsistencias del guion, sino de un error que todavía muchos fans discuten como uno de los más grandes de Toriyama.
El nacimiento de un villano perfecto
Ese error tiene nombre y apellido: Vegeta, el príncipe de los Saiyajin, aquel que pudo haber sido el rival definitivo de Goku y terminó convertido en algo que nadie esperaba. Cuando Vegeta apareció por primera vez, lo hizo con toda la actitud de alguien que no venía a hacer amigos. Cruel, arrogante y con un sentido de superioridad inquebrantable, representaba justo lo que Goku necesitaba: un oponente capaz de llevarlo al límite.
Toei Animation
Vegeta era el contraste perfecto de Goku. Mientras el protagonista peleaba por proteger a sus seres queridos, el príncipe sólo buscaba demostrar que era el guerrero más fuerte del universo. Sin embargo, con el paso del tiempo, ese antagonismo que definía a Vegeta empezó a desvanecerse hasta convertirlo en algo que para muchos arruinó su esencia: un héroe más dentro del equipo de Goku.
¿Qué perdió la historia con este cambio?
Por un momento es posible imaginar cómo habría sido la franquicia si Vegeta hubiera seguido siendo el villano definitivo o, al menos, un antagonista constante. Goku habría tenido un rival a su altura en cada etapa, alguien que no sólo lo desafiara físicamente, sino que cuestionara sus ideales y lo empujara a ir más allá.
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Al volverlo un héroe, Toriyama le quitó esa oportunidad. Vegeta pasó de ser el enemigo que hacía temblar a todos a convertirse en alguien que, aunque sigue siendo orgulloso, ya no representa una amenaza real para Goku. Y por más emocionante que sea verlo entrenar en la habitación del tiempo o pelear contra Freezer, ya no se siente como aquel villano que llegó a la Tierra dispuesto a destruirlo todo.
Algunos fans sostienen que si Toriyama hubiera mantenido a Vegeta en el papel de antagonista eterno, Dragon Ball habría ganado todavía más fuerza. Cada arco habría tenido esa tensión extra de no saber de qué lado estaría el príncipe Saiyajin. Podría haber sido un ser maligno recurrente, un aliado incómodo o incluso el villano final que superara a todos los demás.