Han pasado casi 50 años desde que Tiburón llegó a los cines y cambió el séptimo arte para siempre. Steven Spielberg apenas tenía 27 años cuando dirigió esta película, mucho antes de crear obras como La lista de Schindler y Salvando al soldado Ryan. En ese entonces, nadie, ni siquiera él, imaginaba que el público saldría de las salas de cine con terror de meterse al mar, un miedo que duraría durante décadas.
La historia del gran tiburón blanco que aterroriza una playa estadounidense se convirtió en un fenómeno cultural. Tiburón fue el primer blockbuster moderno, rompió récords de taquilla y definió cómo se harían las películas de suspenso en adelante. Pero lo que muchos no saben es que detrás de las cámaras hubo momentos tan peligrosos que, por poco, la película termina en tragedia real.
El actor que casi se convierte en almuerzo
A diferencia de muchas producciones de Hollywood que usaban efectos especiales o animales falsos, Spielberg quería darle a Tiburón un toque auténtico. Y para lograrlo, en las escenas submarinas recurrió al dúo conformado por Ron y Valerie Taylor, una pareja australiana experta en filmar tiburones reales.
Steven Spielberg
Los Taylor viajaron hasta el sur de Australia para capturar imágenes verdaderas de tiburones blancos que serían intercaladas con el famoso tiburón mecánico de la película, apodado "Bruce". Pero había un problema: los tiburones del océano no eran tan grandes como el del guion.
Para que la todo funcionara, los Taylor idearon una solución algo arriesgada. Construyeron una jaula a prueba de tiburones más pequeña y usaron un bote diminuto. Pero lo más curioso fue la idea de contratar a un actor de baja estatura para que, al entrar en la jaula, diera la ilusión de que los tiburones eran más grandes.
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El problema comenzó cuando se dieron cuenta de que aquel actor, cuyo nombre nunca fue revelado públicamente, no sabía bucear y, además, le tenía miedo a los tiburones. Mientras el equipo intentaba decidir cómo proceder, ocurrió lo impensable: un enorme tiburón blanco de casi cinco metros se enredó accidentalmente en la estructura que sostenía la jaula.
El animal, al sentirse atrapado, empezó a girar con violencia, golpeando la jaula con tal fuerza que el cabrestante se rompió y el artefacto quedó destruido en cuestión de segundos. "Si el actor hubiera estado en la jaula cuando eso pasó, habría muerto. Tuvimos suerte de que estuviera tan reacio a entrar", dijo Valerie Taylor.
El legado de un accidente y un clásico eterno
La escena de la jaula sigue siendo una de las más recordadas del cine, no sólo por su tensión, sino por su autenticidad. En una era donde todo se puede generar por computadora, saber que ese tiburón era real y que estuvo a segundos de causar una tragedia le da un peso completamente distinto.
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Valerie y Ron Taylor continuaron su carrera como documentalistas marinos y fueron reconocidos por su labor de conservación de tiburones, un contraste curioso para quienes ayudaron a crear la película que más miedo les dio a esos animales. Y hoy, medio siglo después, Tiburón sigue siendo tan aterradora como el día de su estreno.