Los amantes del terror lo saben: no todos los sustos son iguales. Hay películas que te hacen brincar del asiento, como El conjuro o La noche del demonio, otras que te revuelven el estómago, como El legado del diablo y Midsommar, y unas pocas que te dejan en silencio, mirando la pantalla sin saber muy bien qué sientes. Esas también son verdaderas joyas: las que te perturban sin gritar, las que no necesitan sangre para hacerte temblar.
Y dentro de esa categoría hay una película que se ha ganado un lugar especial entre las más grandes del siglo XXI. Una cinta que redefinió el terror moderno y convirtió el silencio, la oscuridad y la fe en sus armas más poderosas. Su historia es sencilla, pero la forma en que está contada te deja con una sensación que no se va ni cuando llegan los créditos.
EL MIEDO DE LO DESCONOCIDO
Es La Bruja, la película con la que Robert Eggers debutó en 2015, la que hoy muchos críticos y fanáticos consideran la mejor película de terror del siglo XXI. Y lo más emocionante es que está disponible en Prime Video.
The New York Times
Ambientada en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, La Bruja sigue a una familia puritana expulsada de su comunidad, que se muda al borde de un bosque tan hermoso como aterrador. Lo que comienza como una vida nueva se transforma lentamente en un descenso hacia la paranoia y la desesperación. Las cosechas fallan, los animales actúan de forma extraña y el bosque parece observar, desde donde algo invisible los acecha.
El eje de la historia es Thomasin, interpretada por una joven Anya Taylor-Joy, en su primer gran papel. Su actuación es hipnótica: inocente, tensa, con una mirada que combina miedo y fuerza. Todo gira alrededor de ella mientras la familia se desmorona entre la fe y el delirio. Y claro, está Black Phillip, la cabra más inquietante del cine reciente, símbolo del mal y del deseo reprimido que crece dentro de la casa.
EGGERS, UNA MENTE HECHA PARA LO OSCURO
Uno de los grandes logros de Eggers fue su obsesión por el detalle. La película usa un lenguaje antiguo, casi poético, basado en diarios reales del siglo XVII. Los vestuarios, la iluminación natural, la reconstrucción de las casas, todo fue diseñado para que pareciera una pintura viva. Eso provoca que el público se integre en ese mundo de superstición y culpa donde lo religioso y lo sobrenatural se confunden.
film-authority.com
Cuando La Bruja se estrenó en el Festival de Sundance, muchos salieron confundidos. Algunos esperaban algo más convencional, más rápido. Pero poco a poco, la cinta se ganó el respeto del público y la crítica, que la alabaron por su profundidad y su estilo cinematográfico tan distinto. Hoy, casi una década después, ya es una obra de culto.
Después de este debut, Robert Eggers siguió explorando mundos igual de intensos con El faro, El hombre del norte, y más recientemente, Nosferatu, pero fue aquí, en este bosque oscuro, donde nació su sello: terror con cerebro, atmósfera y una belleza inquietante.