El universo de Game of Thrones continúa expandiéndose y, más de una década después de su estreno, sigue siendo uno de los fenómenos televisivos más influyentes del siglo XXI. Basada en las novelas de George R. R. Martin, la serie original revolucionó la narrativa épica con su mezcla de política, tragedia y violencia moral. Su legado ha perdurado gracias a House of the Dragon, la precuela centrada en la Casa Targaryen que devolvió a los espectadores el brillo y el fuego del mundo de Poniente.
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El próximo proyecto ambientado en este universo promete romper con todo lo que conocemos hasta ahora. Se trata de A Knight of the Seven Kingdoms, la nueva serie que HBO lanzará el 18 de enero de 2026, inspirada en las novelas que conforman Tales of Dunk and Egg. Pero, a diferencia de sus predecesoras, esta historia no girará en torno a reyes, conspiraciones ni tronos. En esta ocasión, George R. R. Martin ha exigido un cambio fundamental: el relato se construirá desde abajo, sin mostrar en ningún momento la perspectiva de la nobleza.
El showrunner Ira Parker, quien ya participó como guionista en House of the Dragon, explicó que este nuevo enfoque nace directamente de una promesa hecha al propio Martin. “La serie nunca cambiará al punto de vista de alguien de la alta sociedad”, aseguró Parker en una entrevista para Entertainment Weekly. El reto, entonces, consiste en encontrar una versión totalmente distinta de ese mundo que los espectadores ya sienten familiar. Westeros sigue siendo un territorio marcado por la magia, los dragones y las guerras, pero ahora lo veremos desde el suelo, desde el polvo de los caminos recorridos por sus personajes más humildes.
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Ser Duncan y Egg: los héroes anónimos de una tierra sin dragones
La historia seguirá los pasos de Ser Duncan el Alto, interpretado por Peter Claffey, un caballero errante que sobrevive a base de honor, coraje y terquedad, acompañado por su joven escudero Egg (Dexter Sol Ansell), quien en el futuro se convertirá en el rey Aegon V Targaryen. Sin embargo, en A Knight of the Seven Kingdoms, la grandeza de los nombres se disuelve en lo cotidiano: lo que importa no es el destino del trono, sino las pequeñas batallas que definen a quienes viven a su sombra.
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Más que un cambio de perspectiva, la serie propone una transformación filosófica del universo de Game of Thrones. Según Parker, contar Westeros desde el punto de vista de un caballero errante es una forma de explorar su humanidad desde la base, no desde la cúspide. El relato se centrará en la experiencia de los que caminan, no de los que gobiernan, revelando cómo los mitos de los dragones y las casas nobles afectan las vidas de quienes apenas pueden aspirar a sobrevivir.
Mientras Game of Thrones exploraba el poder como una enfermedad y House of the Dragon como una herencia maldita, A Knight of the Seven Kingdoms propone una cura: mirar el mundo sin dragones en el cielo ni reyes en el trono, sino desde la tierra que todos pisan. En ese sentido, el proyecto representa un regreso a los orígenes del mito, una historia donde los gestos mínimos (una promesa, una amistad, un acto de compasión) adquieren el peso de las grandes epopeyas.