En Prime Video: el maestro del body horror dirige al villano de Harry Potter en un thriller psicológico que llevará tu cabeza al extremo
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Una de las películas más inquietantes de principios del siglo XXI está disponible en streaming y pocos saben que el villano de ‘Harry Potter’ protagoniza esta oscura historia sobre paranoia, traumas y recuerdos que engañan.

David Cronenberg es uno de los grandes visionarios del cine contemporáneo. Su nombre está asociado al body horror por la manera en que ha explorado las mutaciones del cuerpo, las tecnologías invasivas y la fragilidad de la carne en títulos como La mosca, Dead Ringers y Crímenes del futuro. Más que simples provocaciones visuales, sus películas se adentran en obsesiones filosóficas sobre identidad, deseo y enfermedad, siempre reflexionando sobre los límites que separan lo humano de aquello que lo corrompe.

Sin embargo, su cine nunca ha sido solo sangre y transformación. Detrás de sus imágenes más perturbadoras se esconde un interés profundo por la mente, por la forma en que la realidad puede fracturarse desde adentro. El director de Cosmópolis y The Shrouds ha construido historias donde el cuerpo es un escenario del conflicto psicológico, y donde los personajes son prisioneros de fuerzas internas que no logran comprender ni controlar.

Spider
Spider
Fecha de estreno 5 de diciembre de 2003 | 1h 38min
Dirigida por David Cronenberg
Con Ralph Fiennes, Bradley Hall, Gabriel Byrne
Medios
3,9
Usuarios
3,0
Ver en Amazon Prime Video

La perturbadora película de David Cronenberg en que te atrapará en una mente perturbada

En Spider, disponible en Prime Video, Cronenberg se aleja de los horrores corporales más explícitos para sumergirse en la oscuridad de la psique. Conserva su sello inquietante, pero desplaza el terror desde la piel hacia los laberintos de la memoria, la paranoia y el trauma. Aquí el monstruo no se manifiesta físicamente: habita en la mente del protagonista.

Basada en la novela de Patrick McGrath, la película sigue a Dennis Cleg, interpretado por Ralph Fiennes, un hombre que ha vivido con esquizofrenia y que llega a una casa de acogida para enfermos mentales en los años 80. Su retorno a East London desencadena una reconstrucción fragmentada de la infancia, cuando su apodo era “Spider” y trataba, desde la inocencia y el miedo, de entender el extraño comportamiento de sus padres. Las imágenes del pasado irrumpen como un rompecabezas roto que exige ser descifrado.

Odeon Films

Cronenberg captura esta tensión psicológica a través de una intimidad claustrofóbica. Dennis recuerda a su padre Bill, un fontanero amante de los pubs, y a su madre, cuya relación parecía tambalear con la llegada de una tercera figura: Yvonne, una mujer de presencia sexualizada que alimenta en el niño una mezcla de repulsión y confusión. La doble interpretación de Miranda Richardson, encarnando tanto a la madre como a la amante, refuerza la idea de un recuerdo contaminado por el deseo, la culpa y la imaginación infantil.

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Ralph Fiennes enfrenta su trauma más oscuro en este thriller imperdible en Prime Video

Como otras películas de finales de los 90 y principios de los 2000, Spider juega con la frontera entre realidad y delirio. Pero a diferencia de títulos como Mulholland Drive o Una mente brillante, Cronenberg renuncia al giro espectacular y se mantiene fiel a la experiencia subjetiva de un hombre que perdió el control sobre su percepción. Aquí no hay certezas: solo una verdad emocional que duele a cada paso.

Lejos de ofrecer alivio o catarsis, Spider es un descenso doloroso, incómodo y desgarrador hacia una mente que nunca se recompone del trauma. La puesta en escena potencia esa sensación de encierro mental: la casa de rehabilitación es opresiva, sucia, casi carente de luz, y la cámara se mueve como si estuviera asfixiada dentro de la cabeza del personaje. Incluso sin mutaciones ni experimentos, Cronenberg continúa explorando aquello que más nos aterra: descubrir que nuestro propio cuerpo y nuestra propia mente son capaces de convertirse en un enemigo del que no se puede escapar.

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