Si amaste 'Una casa de dinamita' de Netflix, entonces debes ver esta joya bélica sobre el fin del mundo y el horror nuclear
Luis Fernando Galván
Desde 'El arca rusa' de Aleksander Sokurov hasta 'Museo' de Alonso Ruizpalacios, me encantan las películas que se desarrollan al interior de los museos. Como historiador del arte, me interesa explorar los vínculos que existen entre la pintura y el cine como medios de expresión visual.

Kathryn Bigelow ha reavivado el miedo al apocalipsis nuclear con ‘Una casa de dinamita’, pero décadas antes, Sidney Lumet ya había retratado ese mismo pánico con precisión quirúrgica en una joya olvidada que vuelve a estremecer.

Kathryn Bigelow ha regresado al centro del debate cinematográfico y político con Una casa de dinamita, una película que combina la tensión del thriller político con el horror del apocalipsis nuclear. Con su característico realismo y una mirada incisiva sobre el poder, la directora de Zona de miedo y La noche más oscura vuelve a situar a los espectadores frente a la maquinaria invisible que decide el destino del mundo. Su estilo, siempre austero y preciso, logra que cada plano se sienta como una amenaza inminente.

Una casa de dinamita
Una casa de dinamita
Fecha de estreno 9 de octubre de 2025 | 1h 52min
Dirigida por Kathryn Bigelow
Con Rebecca Ferguson, Idris Elba, Greta Lee
Usuarios
3,1
Sensacinemx
2,5
Streaming

En esta nueva obra, que cuenta con Idris Elba y Rebecca Ferguson, Bigelow disecciona la fragilidad de los sistemas de defensa y la absurda dependencia de las máquinas para tomar decisiones que podrían extinguir a la humanidad. La película ha generado incluso reacciones oficiales del Pentágono, que cuestiona su verosimilitud, aunque para la directora ese debate es precisamente el corazón del filme: la necesidad de hablar sobre lo impensable. Su narrativa encuentra eco en los grandes relatos del cine de la Guerra Fría, donde el miedo al botón rojo definía tanto la política como la cultura popular.

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Si ‘Una casa de dinamita’ en Netflix te dejó sin aliento, esta película de 1964 lleva el miedo nuclear al extremo

Entre esas películas que dialogan con Una casa de dinamita, destaca una obra que podría considerarse su antecesora espiritual. Fail Safe, dirigida por Sidney Lumet y estrenada en 1964 (el mismo año que Dr. Strangelove de Stanley Kubrick), fue eclipsada por la fama de la sátira, pero en realidad propone una lectura complementaria y más grave del mismo terror nuclear. Ambas relatan la misma pesadilla: un error técnico que provoca el envío accidental de bombas atómicas hacia la Unión Soviética.

Mientras Kubrick desarma la lógica de la guerra con humor negro y cinismo, Lumet aborda el mismo escenario con una solemnidad que lo vuelve más perturbador. Su mirada no se burla del poder, sino que lo observa con respeto y temor, mostrando a líderes atrapados entre la responsabilidad moral y la imposibilidad de controlar las máquinas que ellos mismos crearon. Henry Fonda interpreta a un presidente que, desde la frialdad de una llamada telefónica, intenta salvar al mundo con dignidad y calma, aunque la tragedia parece inevitable.

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‘Fail Safe’, una visión sobria y moralmente devastadora del fin del mundo.

El contraste entre ambas películas define el espíritu de la época. Kubrick ridiculizaba la arrogancia humana; Lumet denunciaba el exceso de confianza en la tecnología. En Fail Safe, el error no nace de la maldad, sino de la deshumanización: los sistemas automáticos, creados para proteger, se vuelven incapaces de discernir. “Dejamos que nuestras máquinas se salieran de control”, reconoce el presidente ante su homólogo soviético, en una de las líneas más escalofriantes del guion.

Más que una denuncia política, Fail Safe es una tragedia moderna. Lumet, fiel a su estilo moralista y austero, retrata a los hombres del poder no como villanos, sino como figuras trágicas que enfrentan el peso de decisiones imposibles. En ese sentido, la película se alinea con la preocupación ética que Bigelow ha mantenido a lo largo de su filmografía: la tensión entre deber y humanidad, entre control y caos.

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El virtuosismo técnico de Lumet potencia ese mensaje. Filmada en un blanco y negro de contrastes extremos, sin música y con abundantes silencios, la película convierte cada rostro en un campo de batalla moral. Los primeros planos, las pausas, el sudor y las miradas son los únicos sonidos de un mundo al borde del fin. Ver hoy Fail Safe después de Una casa de dinamita no es solo un ejercicio cinéfilo, sino una experiencia inquietante. Lo que en 1964 parecía una pesadilla improbable, hoy se siente como un reflejo de la vulnerabilidad contemporánea.

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