Cuando se habla de cine fantástico y de terror, hay un nombre que brilla por encima del resto: Guillermo del Toro. Con El laberinto del fauno, La forma del agua y más, director mexicano ha hecho de lo macabro un arte, de lo monstruoso algo profundamente humano, y de lo imposible, poesía pura. Ahora vuelve a hacerlo con su nueva adaptación de Frankenstein, una cinta que ya se exhibe en algunos cines selectos y que llegará oficialmente a Netflix el próximo 7 de noviembre.
La expectativa es enorme: del Toro ha pasado años soñando con su versión del clásico de Mary Shelley, prometiendo una historia más emocional, trágica y visualmente hipnótica que ninguna anterior. Pero detrás del genio que crea monstruos, hay un hombre que también se ha asustado frente a la pantalla. Y su mayor miedo, curiosamente, no vino de fantasías góticas ni de criaturas con tentáculos, sino de algo mucho más terrenal.
El día que Guillermo del Toro sintió verdadero terror
A lo largo de su carrera, Del Toro ha hablado muchas veces sobre las películas que lo inspiraron. Pero cuando le preguntaron cuál fue la cinta que realmente lo aterrorizó, su respuesta sorprendió a todos. No mencionó demonios, ni fantasmas, ni entes malignos. La película que más miedo le dio fue La masacre de Texas de 1974, dirigida por Tobe Hooper.
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Para el director tapatío, lo que hace que La masacre de Texas sea tan aterradora no es su violencia sino su autenticidad. La cinta se siente tan cruda, tan real, que parece haber sido grabada por accidente en un lugar donde el mal existe de verdad.
A diferencia de los filmes de terror estilizados o sobrenaturales, La masacre de Texas no ofrece alivio de ningún tipo. No hay respiros ni héroes que rescaten a los protagonistas. En cada escena está el sonido del motor de una motosierra, el sudor, el calor y la certeza de que nada bueno va a pasar.
El tipo de miedo que deja huella
Esa sensación de realismo sucio, de estar viendo algo que tal vez no deberías, influyó profundamente en Del Toro como narrador. Aunque su cine está lleno de fantasía y criaturas, su miedo favorito siempre ha sido el que nace de lo humano, de lo cotidiano.
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De hecho, lo ha dicho hecho saber veces: "los monstruos no asustan tanto como los hombres de verdad". Y La masacre de Texas representa justo eso, la de un retrato del horror sin maquillaje, sin moralejas y sin ninguna clase de escape. Esta es una historia que te deja temblando porque podrías haber estado ahí.
Del miedo al arte
Curiosamente, esa experiencia marcó a Guillermo del Toro no sólo como espectador, sino como artista. Aprendió que el verdadero terror no depende de efectos o sangre, sino de crear una atmósfera que no te deje respirar. Y si lo piensas, eso está presente en toda su filmografía: desde el asedio claustrofóbico de El laberinto del fauno hasta la tensión silenciosa de La forma del agua. Ahora, con Frankenstein, Del Toro cierra un círculo.
