No hay duda alguna de que Guillermo del Toro lo volvió a hacer. Su versión de Frankenstein ya está disponible en Netflix, y el público no podría estar más feliz. Después de su estreno exclusivo en algunas salas de cines, la película se estrenó en el gigante del streaming y tardó en alcanzar el puesto número uno del Top 10 mundial, conquistando a los fans del terror, el drama y del propio cineasta tapatío.
Visualmente deslumbrante, profundamente emotiva y con una historia que combina horror con ternura, la cinta se ha convertido en uno de los mayores éxitos del año. Y gran parte de su encanto recae en su protagonista: Jacob Elordi, quien interpreta al mítico monstruo con una sensibilidad que nadie esperaba. Pero lo que pocos saben es que antes de meterse en el papel, Elordi tuvo serias dudas sobre ver las versiones clásicas del personaje.
Las palabras de Del Toro
En una entrevista en Variety, Jacob Elordi contó la conversación que tuvo con Guillermo del Toro antes de comenzar a filmar Frankenstein. El actor quería prepararse, pero también temía dejarse influenciar por las interpretaciones previas del monstruo, desde la icónica versión de Boris Karloff hasta las adaptaciones más modernas.
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Así que, con toda la cautela del mundo, le preguntó al director si debía ver las otras de Frankenstein. Y la respuesta que obtuvo fue del estilo más puro Del Toro. ¿Qué demonios quieres decir?", recordó entre risas. "Le dije: 'Bueno, no quiero que me influya'. Y él me respondió: 'Amigo, es una película, no te puede hacer daño'", dijo sobre su encuentro.
Elordi confesó que, después de eso, llegó a casa y se vio todas las películas de Frankenstein de corrido. Un maratón de terror clásico que, según él, lo ayudó a conectar con la esencia del personaje desde una nueva perspectiva.
Un Frankenstein más humano que nunca
La versión de Del Toro no busca replicar lo que ya se ha hecho, sino redefinirlo. Su criatura no es un monstruo sin alma, sino un ser sensible, confundido y profundamente humano. Esa visión fue lo que más convenció a Elordi de aceptar el papel y entregarse por completo al proyecto.
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El director siempre ha dicho que le interesan los personajes "rotos por dentro", aquellos que son incomprendidos por el mundo. Y en Frankenstein, vuelve a explorar ese territorio con una mezcla de ternura y tragedia que solo él podría lograr.
Más allá de la anécdota, lo que este intercambio demuestra es la forma única en que Del Toro dirige a sus actores: con honestidad, empatía y una pizca de humor. Lejos de imponer su visión, invita a explorar, a sentir y a vivir el proceso creativo sin miedo.
