El brillo de Hollywood suele ocultar el costo emocional que enfrentan muchos actores cuando se sumergen en papeles extremos. Aunque solemos imaginar a las estrellas en alfombras rojas, eventos exclusivos y entrevistas glamorosas, la realidad puede ser mucho más dura. Christian Bale llegó a poner en riesgo su salud para El maquinista; Heath Ledger quedó profundamente afectado tras encarnar al Joker en The Dark Knight; Natalie Portman se sometió a un entrenamiento extenuante y a una dieta severa para Cisne negro; y Leonardo DiCaprio vivió un rodaje físicamente brutal en El renacido.
La dura transformación que casi quiebra emocionalmente a un querido actor de Hollywood
Tom Hanks, uno de los intérpretes más queridos del cine, también vivió esta tensión de primera mano durante la preparación de una de sus películas más exigentes. A lo largo de su carrera, el aclamado actor ha demostrado un compromiso absoluto con sus personajes, pero en ocasiones esta dedicación puede rozar lo peligroso. Específicamente, cuando se sometió a una transformación física, el proceso se tornó abrumador.
Twentieth Century Fox
Dirigida por Robert Zemeckis, con quien Hanks ya había trabajado en la exitosa Forrest Gump, Náufrago lo llevó a un extremo físico y emocional que pocos imaginan. Para interpretar a Chuck Noland, un hombre que queda varado en una isla durante cuatro años tras un accidente aéreo, el actor tuvo que someterse a un cambio drástico en su alimentación y en su apariencia. Lo que parecía un simple proceso de preparación terminó afectando profundamente su bienestar.
En pantalla, Chuck inicia su historia con unos kilos de más, pero la lucha por sobrevivir lo obliga a perder peso y desarrollar una musculatura marcada. Para lograr ese mismo resultado, la producción decidió dividir el rodaje en dos etapas separadas por casi un año. Hanks debía transformar radicalmente su cuerpo durante ese periodo, un reto que se complicó aún más cuando sufrió una dislocación de hombro que lo mantuvo inactivo por semanas.
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Cómo ‘Náufrago’ transformó el estado físico y emocional de Tom Hanks
Zemeckis recuerda que este accidente, aunque desafortunado, terminó influyendo en la actuación del actor. Según el director, al regresar al set podía verse un cambio evidente en la mirada de Hanks, como si una chispa vital se hubiera apagado. Esa expresión, asegura, encajaba con el estado emocional de Chuck tras años de aislamiento y carencias extremas. Sin embargo, lo preocupante es que ese agotamiento no provenía solo de la ficción.
El director admitió que Hanks ya no era el mismo. Su dieta era tan estricta que lo mantenía en un estado de constante incomodidad. Para lograr la apariencia frágil y desgastada del personaje, el actor dependía de una rutina alimenticia rígida: comía apenas zanahorias crudas, apio y otros vegetales sin preparar. Esa privación prolongada no solo redujo drásticamente su energía, sino que lo dejó emocionalmente exhausto.
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Zemeckis incluso confesó que Hanks parecía estar al borde de la depresión. No se trataba únicamente de actuar; la dieta y la exigencia física lo estaban consumiendo. Aunque el proceso fue supervisado por médicos, la falta de alimentos reales lo volvió irritable, silencioso y distante. El director lo describe como un hombre que caminaba con una pequeña bolsa de verduras, sin rastro del carisma habitual que lo caracteriza.
A pesar del precio emocional que pagó, el esfuerzo de Hanks no fue en vano. Náufrago se convirtió en una de las películas más destacadas de su filmografía y recibió elogios de crítica y público. Su entrega al personaje le valió una nominación al Premio de la Academia, demostrando una vez más por qué es considerado uno de los actores más comprometidos y talentosos de Hollywood, incluso cuando un papel amenaza con destruirlo emocionalmente.