Hubo una época, esa dorada de la tele abierta, en la que Dragon Ball, Sailor Moon y Los Caballeros del Zodiaco conquistaban la pantalla sin que nadie cuestionara demasiado la animación, el ritmo o las decisiones creativas. Todos veían lo que había, lo amaban y punto. Pero hoy la historia es otra.
Con tantos estudios, plataformas, presupuestos enormes y producciones que parecen sacadas de un cine de acción, el público se ha vuelto mucho más exigente. Ya no basta un buen protagonista: se necesita de una dirección impecable, animación consistente, ritmo adictivo y una historia que no se derrumbe a medio camino. Y cuando un anime prometido durante años regresa, las expectativas se disparan al cielo.
Un regreso esperado que se convirtió en decepción
Después de tanto tiempo sin una nueva temporada, miles de fans estaban contando los días para One Punch Man. El anime tenía una reputación gigantesca y un estándar altísimo que cumplir. Pero entonces llegó el nuevo episodio y lo que debía ser una celebración se transformó en un desastre histórico.
Christ and Pop Culture / Netflix
La comunidad de anime quedó en shock cuando el episodio seis de la temporada tres entró a la lista negra de los peor calificados en toda la historia de IMDb, obteniendo 1.9 de calificación, y el número sigue bajando conforme más fans votan. Para un anime que alguna vez dominó los rankings y marcó un antes y un después en batallas, humor y animación, esto se siente como una caída libre.
La animación y un ritmo "extraño"
Uno de los comentarios más repetidos es la inconsistencia de la animación. Los fans señalan que el episodio no solo luce inferior a temporadas anteriores: en varios momentos se siente caótico, poco pulido o directamente fuera de tono. One Punch Man se volvió famoso por su calidad visual absurda, por peleas que parecían coreografiadas por dioses del anime. Y cuando un espectáculo así pierde fuerza, el golpe se siente el doble de fuerte.
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La otra crítica fuerte es el ritmo. Muchos fans describen el episodio como desordenado, confuso y sin la dirección clara que solía caracterizar al anime. La transición entre escenas no convence, la tensión se pierde rápido y el episodio simplemente no logra sostener las expectativas de seis años de espera. Para una serie que antes funcionaba como un reloj, cada movimiento preciso y con intención, este cambio se sintió como un tropiezo enorme.
El resultado es especialmente doloroso porque One Punch Man solía ser un gigante. Su primera temporada es considerada una obra maestra del anime moderno. Y hoy, pasó de ser un fenómeno mundial a convertirse, al menos en este episodio, en un caso de estudio sobre cómo el hype y malas decisiones pueden chocar de frente.