Luego de convertirse en uno de los grandes exponentes del western en filmes como El bueno, el feo y el malo y Los imperdonables y de construir una de las filmografías más sólidas del cine estadounidense, Clint Eastwood decidió mirar hacia un caso real que dividió a la opinión pública y tensionó a las autoridades: el amerizaje de emergencia del vuelo 1549. En Sully: hazaña en el Hudson, disponible actualmente en HBO Max, el director transforma un titular mundial en un drama íntimo que enfrenta los reflejos de un héroe contra la frialdad de una investigación implacable.
Clint Eastwood y el retrato de un aterrizaje imposible que cambió la historia de la aviación
La película revive enero de 2009, cuando Chesley Sully Sullenberger, piloto con décadas de experiencia, tomó una decisión que cambiaría la historia de la aviación. Tras perder ambos motores por el impacto con una bandada de aves, ejecutó un aterrizaje de emergencia en el río Hudson, salvando a las 155 personas a bordo. Lo que el mundo celebró como un milagro, las autoridades lo recibieron con sospecha: ¿había otra opción?, ¿podría haber regresado a algún aeropuerto cercano?
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Esa tensión es el núcleo del filme. Interpretado por un contenido y preciso Tom Hanks, Sully es mostrado no como un ícono intocable, sino como un profesional sometido a una presión brutal. Mientras la prensa lo elevaba, los investigadores cuestionaban cada segundo de su maniobra, analizando simulaciones que parecían contradecir su decisión y colocándolo en una posición casi acusatoria. Eastwood no suaviza ese enfrentamiento y expone sin filtros la ansiedad, la duda y el peso psicológico del escrutinio público.
Aaron Eckhart acompaña a Hanks como Jeff Skiles, el primer oficial del vuelo, y ambos conforman un dúo sólido que sostiene el rigor emocional de la historia. Laura Linney, como Lorraine Sullenberger, aporta la dimensión íntima, la de un hogar paralizado por la incertidumbre, atrapado entre la admiración global y el temor de que una junta de expertos destruya la reputación de Sully en cuestión de horas.
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La mirada de Clint Eastwood: precisión, tensión y humanismo cinematográfico
Eastwood venía del éxito internacional de Francotirador y, aunque después todavía filmaría títulos como La mula, El caso de Richard Jewell o Cry Macho, Sully se mantiene como una de sus obras más contundentes por su equilibrio entre precisión técnica y sensibilidad narrativa. Con un presupuesto de 60 millones de dólares, recaudó más de 243 millones y obtuvo un respaldo casi unánime de crítica y audiencia.
Parte del debate que generó en su estreno fue la representación del NTSB (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte), cuyos miembros objetaron la manera en que la película los retrataba como antagonistas. Eastwood defendió su enfoque argumentando que la investigación sí colocó a Sullenberger contra la pared y que el piloto fue presionado para admitir que existía una alternativa más segura. Esa controversia alimentó aún más el interés por el caso y reforzó el atractivo del filme como docudrama.
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Sully funciona porque va más allá del aterrizaje en el Hudson. Eastwood construye un estudio de personaje donde la experiencia, el instinto y la ética profesional chocan con la lógica matemática de los protocolos aeronáuticos. El héroe no es presentado como un salvador infalible, sino como un hombre consciente del costo emocional de haber tomado una decisión en segundos que otros tardarían meses en juzgar.